En Ucrania, la impresión 3D se está utilizando para fabricar drones con fines militares y de vigilancia, aprovechando la rapidez y flexibilidad que ofrece esta tecnología. Estas máquinas permiten producir componentes ligeros, complejos y personalizados que serían difíciles de obtener mediante métodos tradicionales. Al mismo tiempo, el desarrollo de drones impresos en 3D ha suscitado preocupación sobre la proliferación de armas fantasma, es decir, armas y municiones fabricadas sin registro ni control, que podrían ser utilizadas por bandas criminales y grupos no regulados.


Tecnología y ventajas militares

La impresión 3D permite crear piezas complejas y optimizadas para drones de reconocimiento y combate ligero. Los militares ucranianos pueden producir rápidamente partes de repuesto, adaptarlas al terreno y experimentar con nuevos diseños sin depender de cadenas de suministro internacionales. Esto proporciona una ventaja estratégica en conflictos donde la disponibilidad de tecnología rápida y adaptable es crucial.

Riesgos y regulaciones insuficientes

La facilidad de acceso a impresoras 3D y a planos digitales plantea riesgos significativos. Las "armas fantasma", que carecen de número de serie y control legal, podrían ser fabricadas tanto para conflictos como para actividades criminales. Expertos advierten sobre la necesidad de establecer regulaciones estrictas, monitoreo de impresoras y control de materiales para evitar que la impresión 3D contribuya a la violencia y al crimen organizado.

Y mientras la tecnología avanza a pasos agigantados, siempre habrá alguien pensando que imprimir un dron en casa es más divertido que aprender a volar cometas.