Expertos en ciberseguridad advierten que las redes WiFi actuales no solo representan un riesgo de espionaje, sino que también pueden identificar a los usuarios que se conectan a ellas. A través del análisis de direcciones MAC, patrones de conexión y otros datos de señal, es posible rastrear dispositivos individuales y vincularlos a comportamientos, ubicaciones e incluso hábitos de consumo.


Cómo funcionan estas identificaciones

Cuando un dispositivo se conecta a una red WiFi, intercambia información con el router o puntos de acceso cercanos. Investigadores han demostrado que incluso sin acceder a contenidos privados, es posible identificar dispositivos y generar perfiles de uso basados en la señal, frecuencia de conexión y ubicación. Esta técnica puede ser utilizada tanto por anunciantes como por actores maliciosos para seguimiento o recopilación de datos.

Medidas de protección

Para reducir riesgos, se recomienda usar redes privadas virtuales (VPN), cambiar direcciones MAC periódicamente, desactivar la conexión automática a redes abiertas y emplear cifrado avanzado como WPA3. Asimismo, estar atento a las políticas de privacidad de los puntos de acceso y limitar el uso de redes públicas para actividades sensibles es esencial para mantener la seguridad y anonimato.

El detalle es que la WiFi que promete libertad y conectividad también puede convertirse en una especie de huella digital invisible, capaz de seguir cada movimiento sin que el usuario lo note.