En mayo, los vecinos de Boca Chica, un pequeño poblado junto a la base de SpaceX en el sureste de Texas, hacen algo inesperado: votan para convertirse en Starbase. Así, casi sin rodeos, Elon Musk y su empresa dan un paso más y se colocan a las puertas de controlar el lugar. La idea suena a experimento futurista, con un nivel de autonomía que en Texas no se había visto nunca.

Una ciudad hecha para despegar

Starbase no es solo un cambio de nombre, es el nuevo centro de operaciones espaciales de SpaceX. Ahí se prueban cohetes, se lanzan misiones y, como era de esperarse, todo evoluciona a toda velocidad. Lo que ayer era campo, hoy se modela en 3D. En foro3d.com, algunos ya juegan a imaginar cómo será: arrancan en SketchUp, luego lo pulen en 3ds Max y rematan la escena en Unreal Engine. Musk, mientras tanto, vende la idea a inversores con maquetas digitales que parecen sacadas de un videojuego.


Una carta que nadie esperaba

Pero la emoción dura poco. Un día, llega una carta firmada por el administrador de la ciudad, Kent Myers. El aviso es claro: si se aprueba el nuevo plan urbanístico el 23 de junio, algunos vecinos podrían tener que dejar sus casas o transformar sus terrenos, porque ya no encajan con el futuro de Starbase. El plan habla de zonas mixtas, de oficinas, residencias y servicios, pero en realidad, todo está pensado para que SpaceX tenga más espacio: más lanzadores, más almacenes y más barreras que de paso reubican a más de uno.

Lo que no cabe en el plano

Mientras los planos se debaten, en foro3d se animan los renders. Algunos usuarios recrean la ciudad soñada por Musk en Cycles, tratando de empatarla con lo que se ve en los documentos oficiales. La ironía no tarda en llegar. En medio del modelado, uno comenta entre risas: Si no te gusta dónde cae tu casa, mueve el gizmo en el viewport... qué pena que en la vida real no exista Ctrl-Z.