Antes de convertirse en cofundador de Image Comics en 1992, Todd McFarlane ya había dejado su huella en el universo de Batman. Entre 1987 y 1989, participó como dibujante en cuatro números de Detective Comics, destacando en tres capítulos de la saga Batman: Año Dos. El escritor Mike W. Barr, responsable del guion, describiría tiempo después la versión de Batman dibujada por McFarlane como una figura compuesta por fragmentos de vidrio, una imagen de peligro inminente. Durante esos números, el Caballero Oscuro fue retratado como una silueta casi espectral, con ojos blancos brillantes, orejas de murciélago exageradas y una capa que parecía desafiar la física, alargada, con bordes afilados que daban la sensación de ser parte de su armamento.
Del murciélago al engendro
Tras su paso por DC, McFarlane creó un personaje propio que heredaba algunas cualidades del Batman oscuro y temible que había ilustrado: Spawn. Nacido en los rincones sombríos de una ciudad corrupta, Spawn apareció por primera vez en 1992 como un vigilante sobrenatural que no solo perseguía el crimen, sino que lo castigaba sin piedad. A diferencia de Batman, cuya regla principal era no matar, Spawn no mostraba tales restricciones. El número 3 de su serie fue dedicado a Jerry Robinson, reconocido artista vinculado a los orígenes del Joker y Robin.
La justicia de Spawn
Uno de los momentos más impactantes de la saga ocurrió en el número 5. En este episodio, Spawn enfrentó a Billy Kincaid, un asesino serial que había escapado de la justicia por un tecnicismo legal. Su víctima más reciente: Sherlee Johnson, una niña de siete años. Spawn actuó fuera de la ley y fuera del marco ético de otros héroes. Lo capturó, lo torturó y lo ejecutó, dejando su cuerpo colgado y marcado por utensilios relacionados con el crimen. El mensaje que dejó reflejaba la furia del antihéroe: Boys screamed and girls screamed so I made him scream and scream and scream…
Una historia que regresa
Treinta años después de aquel episodio, el universo de Spawn vuelve a mirar hacia Sherlee Johnson. Un nuevo cómic titulado The Curse of Sherlee Johnson se adentra en el destino de la niña, expandiendo lo que hasta entonces había sido solo una breve secuencia de viñetas. Esta nueva serie, escrita por Daniel Henriques y con arte de Jonathan Glapion, busca atraer tanto a nuevos lectores como a quienes han seguido la historia desde el inicio. La editorial Image Comics ha decidido reeditar también el número 5 original, reintroduciendo así a personajes clave en la narrativa del infierno urbano que representa Spawn.
El eco de una tragedia
La serie promete explorar no solo el pasado, sino las implicaciones espirituales y emocionales de un crimen que marcó profundamente el mundo ficticio de McFarlane. Sherlee, que había sido una figura trágica y silenciosa, se convierte ahora en protagonista. En palabras de los creadores, tomaron un hilo suelto y lo transformaron en una historia que merece contarse. Spawn, más que un simple antihéroe, sigue siendo el canal de aquellas historias que rara vez encuentran justicia dentro del sistema.
Lo esencial de la narrativa
Todd McFarlane dibujó a Batman antes de crear Spawn
Spawn nace como una figura vengadora sin límites morales
Spawn #5 marca un punto crítico al castigar a un criminal sin justicia legal
Sherlee Johnson, víctima del crimen, cobra protagonismo tres décadas después
La nueva serie propone una mirada más profunda y mística a su destino
El universo de los cómics no siempre olvida. A veces, historias mínimas resurgen para abrir nuevas puertas narrativas. Sherlee Johnson fue una víctima olvidada, pero hoy su historia se amplía, no como un simple eco del pasado, sino como un recordatorio de que incluso en la ficción, las consecuencias pueden durar generaciones.
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