No se cuantas eran, pero sí que había información, pero no era constante. La conciencia en su no tiempo y no espacio imaginaban una realidad en la que pudiera haber constancia en las cosas.
Porque las conciencias imaginaban cosas, colores, formas, pero nada era constante. Es como cuando sueñas, todo es posible, pero no hay una constancia, las formas se diluyen y los colores son raros.
Entonces necesitábamos una constancia, que algo nos aportará una sucesión de frames coordinadamente, y ese algo resultó ser el cerebro.
Pero antes de eso, las conciencias querían crear algo que todas pudieran ver de forma infinita, y condensaron su energía de voluntad disminuyendo la frecuencia de vibración, y dieron origen a la materia, y entonces todas podían ver la materia.
Pero la voluntad para hacer eso fue tan grande que se dividió en subconsciencias.
Y luego imaginaron que podía haber alguna forma de mover la materia sin necesidad de usar la voluntad al más alto nivel de energía. Y imaginaron un sistema que con una leve corriente generada pudiera amplificar la energía para mover la materia y transformarla.
Pero primero necesitaban guardar la información para hacer pruebas con la materia. Entonces empezaron a crear.
Pequeñas modificaciones y/o agrupaciones con la materia ya creada las cuales tenían capacidad de absorber materia. Luego fueron creando mediante la voluntad un código usando la propia materia.
Si metían tal concentración de energía en la unidad creada, esta se comportaba de una forma. Si la combinaban con otra, pues ocurría otra cosa.
Crearon otro sistema que permitía guardar este código de energías.
Pero cuando la agrupación se duplicaba debido a que la presión aumentaba por la absorción de moléculas, el código se perdía.
Entonces era necesario crear un código que obligará a la agrupación a absorber los elementos necesarios para formar dicho código para que al dividirse, el código pudiera duplicarse.
Pero para poder duplicarse, era necesario otro código que indicara cómo debía duplicarse.
Es decir, el código molecular tenía que ir juntándose con los pedazos del código original e ir configurando el nuevo código a su imagen.
Pero el problema estaba en que el código que permitía copiar el código original, se perdía en la división.
Entonces introdujeron el código que permitía copiar el código original dentro del propio código original.
Entonces, cuando el código de copiar copia el código originalmente creado, también se copiaba a sí mismo.
Luego el problema estaba en que en la siguiente división, el código que permitía copiar estaba inactivo, aunque estaba copiado. Entonces diseñaron unas moléculas al final del código que se encargan de activar esta secuencia en el momento de la división. Es decir, en cuanto la presión dentro de la estructura era suficiente, estas moléculas se rompen activando el código de copiar, el cual copiaba el código original (y recordemos que el código original tenía el código de copia dentro de el).
Entonces, el problema era que la formación de estas moléculas de activación necesitaba una energía que las uniera para que pudieran ser rotas en el momento justo de la división.
Esa energía era necesario aportarse mediante la voluntad. Pero recordemos que lo que se pretende es que la voluntad cree un sistema autosuficiente, en donde la voluntad no tenga que preocuparse de estos menesteres.
Entonces, se necesitaba obtener la energía de fuera del sistema.
Se introducción en el código unas secuencias de moléculas que atraen otras moléculas la cuales se unían creando una unión energética.
Bueno, es demasiado largo esto, el caso es que hemos programado toda la realidad, usando la voluntad.
Para crear la materia hemos condensado nuestra voluntad de vibración infinita en vibración lenta, eso es lo que llaman el big bang. Pero en realidad, es que la conciencia decidió condensar mucha de su energía en un plano de otra vibración, para poder construir la realidad a partir de él.
Esto es como si tienes una piscina llena de agua, y decides congelar el agua para poder darle forma y moldear.