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Juegemos la historia virtual

  1. #251
    Fecha de ingreso
    Apr 2005
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    455

    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día.

  2. #252
    Fecha de ingreso
    Jul 2003
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    2,001

    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí.
    Pero ya se sabe, uno no se renderiza cuando quiere, si no... cuando puede, renderizarse no es tan fácil.

  3. #253
    Fecha de ingreso
    Feb 2005
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    1,284

    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí. salió por patas.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  4. #254
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    Apr 2002
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza.

  5. #255
    Fecha de ingreso
    Dec 2004
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    92

    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

  6. #256
    Fecha de ingreso
    Apr 2005
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    455

    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor.

  7. #257
    Fecha de ingreso
    Nov 2004
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- dijo mientras tocaba.

  8. #258
    Fecha de ingreso
    Jun 2005
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  9. #259
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.
    Última edición por promineo; 14-09-2005 a las 23:19
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    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  10. #260
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    al encontrarse con.

  11. #261
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    Un viejo conocido.

  12. #262
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido. corrió lentamente acostado. .
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  13. #263
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano qué.

  14. #264
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero .
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  15. #265
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    -cuánto tiempo, esquiador. .
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  16. #266
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.
    perdón edito- Bonita choza, ¿3d Studio Max? .
    Última edición por elec3duende; 15-09-2005 a las 17:27
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  17. #267
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    Son 4 palabras, ojo, te sobra lo de 3ds Max.
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  18. #268
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    Perdón por editar, no volverá a ocurrir, es que es un hilo muy largo para leerlo entero. Saludos.
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  19. #269
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    Muy aguda la edición.
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  20. #270
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  21. #271
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.
    el intrépido gnomo.

  22. #272
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

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    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
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  23. #273
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia.
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    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
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    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
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  24. #274
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

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  25. #275
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  26. #276
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    Juegemos la historia virtual

    [quote]Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro.

  27. #277
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:.

  28. #278
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

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    -.abajo las teteras.

  29. #279
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    Oct 2004
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    A la vez. Anda borra esto que ya lo has eliminado.

  30. #280
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    Cuando se me ocurra otra cosa regreso.
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


    La tecnología no hace las pelí*culas, la gente las hace. No eres un animador sólo porque puedas mover un objeto del punto A al punto B. Eres alguien quien le da vida a un personaje, que es algo que el software y la tecnología no puede dar.
    John Lasseter

  31. #281
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    En 3 palabras: dios, que frikis.

  32. #282
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

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    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

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    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
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    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir.

  33. #283
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones.
    .
    Obtén enseñanza tradicional en arte y cine. Los ordenadores solo son herramientas. Ellos no pueden tomar decisiones creativas, y solo pueden crear trabajos tan buenos como tus conocimientos y tu experiencia les permita.
    Victor Navone


    Ser "animador" es un regalo que te ganas y un honor que deben adjudicarte los otros.
    Chuck Jones


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  34. #284
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    3dsmax Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezonesagitados al viento.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  35. #285
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento. proyectaron una Vray Light.
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  36. #286
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. y la choza.
    Desarrollo cortometraje "Calvito y los Bloobs"

  37. #287
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada,.
    Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos lo hacen porque tienen que decir algo.

  38. #288
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    ¿No os estáis frikando demasiado?

  39. #289
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color .

  40. #290
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    ¿No os estáis frikando demasiado?
    ¿sólo demasiado?
    Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos lo hacen porque tienen que decir algo.

  41. #291
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-
    .
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  42. #292
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal.
    PromineoStudios

    Sin riesgos en la lucha, no hay gloria en la victoria

  43. #293
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

  44. #294
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.
    después del colocón,.

  45. #295
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.

  46. #296
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    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso cara del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    - ¿son Splines renderizables?
    .
    Última edición por elec3duende; 16-09-2005 a las 14:43
    La ignorancia afirma o niega rotundamente; la ciencia duda.

    Voltaire, Franí§ois Marie Arouet


  47. #297
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    3dsmax Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas, entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc, al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador, bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender, el intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    - ¿son Splines renderizables?
    - Ignorante de la vida.
    "Nadie nace con un software de 3D bajo el brazo" Proverbio... no es un proverbio es una realidad

  48. #298
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    904

    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    -Ignorante de la vida, es Hair FX.

  49. #299
    Fecha de ingreso
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    -No, tengo qué?
    -Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    -¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.

    Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.

    Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.

    Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-.

    Moja salchichas aquí -dijo el perro-.

    No, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -Esa salsa lleva mucha pimienta negra.

    Aa, achís.

    Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.

    Perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.

    Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -Tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.

    Si, ¿quieres probártelos?
    -No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.

    Eso debe doler.

    No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.

    Caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.

    Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    -No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    -Ignorante de la vida, es Hair FX.
    - Si eres calvo.

  50. #300
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    Juegemos la historia virtual

    Había una vez en un lugar cerca de todo lejos de nada, un tío alimonado, que siempre quiso salir del armario, pero un día, un pájaro pringado, que le esperaba un poco acongojado, le cagó encima. En ese momento pasó por allí un perro parlanchín, juguetón y saltarín, se quedó clavado mirando el armario, luego le dijo:
    -Mariquita y pijo, a que esperas, ¿o es que, acaso tu todavía no has viajado?
    - No, tengo qué?
    - Si, deberías viajar para poder sentir cómo tu patinete empieza a despegar dejando atrás a tu cobarde e increíblemente ridículo escenario fabricado con diecisiete cucuruchos de helado.
    - ¿perro estas fumado?
    -Sí, me gusta levantarme cada mañana con los pulmones muy bien negros y salir a defecar, dejando rastros marrones y pegajosos de la más original manera posible.
    - Con razón deliras.

    Entonces el pájaro pringado, desenfundó una armónica, comenzando a tocar esa famosa melodía: caballeros del zodiaco.

    El tío alimonado empezó a silbar un triste blues el cual le hizo llorar mucho recordando la guardería, y a esas viejas amistades que le habían convertido en un gnomo adicto a los barbitúricos, después de un rato, el perro fue a consolarlo.

    No temas.

    Dijo.
    - Confía en que algún lejano día todo quedará atrás.

    Aquel momento fue asquerosamente respetado por un dios llamado tristeza y olvido, éste le miró un poco avergonzado, pero con mucho respeto, así que, ¿cómo era bizco en su personalidad, y sordo en los momentos que no sabía cómo afrontar la situación, decidió armarse de valor y coger su varita mágica para transformar al perro en un engendro de Satán, sadomaso y adicto a las más gordas salchichas.

    Entonces, el tío alimonado mutó en naranja, parecida a don-patch, de piel gruesa con un sospechoso olor tirando a limón poco maduro, pero muy podrido, siendo una incongruencia, pero también verdad.¿pero que diablos has hecho, joder? Quiero ser limón.
    - Serás lo que tienes que ser mientras que el sea un alimonado, y no salga con tonterías y coma mocos color verde con pan. Además, para ser pijo, maricón, alimonado tienes buen aspecto, y no como el pájaro pringado, que se mete todo lo que le vende el fantástico y maravilloso carapene del perro, y se fue hacia el gran montículo de salsa y dijo que aquello era el no va más-
    -moja salchichas aquí -dijo el perro-.
    -no, cobrarían vida.
    -¿cómo lo sabes?
    -esa salsa lleva mucha pimienta negra.
    - Aa, achís.
    - Saludos. Pero deja de dar por detrás de mi esos brincos histéricos como si fueras un puñetero mono de tan solo tres cabezas y medio pene.
    -perdón. Es que no como muchos bogavantes al medio día, por eso salto de esa manera.
    - Pues ya podías dejar esa dieta de recatores al Torcuato Carod Rovira.

    De repente, apareció un esquiador olímpico budista que miró admirado los dos personajes de cómic underground. Le ponían cachondo, pero decidió desaparecer.

    El perro flipó, y también desapareció. El esquiador budista se quedó mudo al encontrárselo en su culo. Pero estaba limpio como la mojama y con unos buenos calzoncillos resplandecientes. Entonces, decidió decírselo:
    -tus calzoncillos son como galletas chinas de la suerte.
    - Si, ¿quieres probártelos?
    - No sé si me servirán, soy un poco más culón que supersticioso, y mi enorme verruga trasera es motivo de grandes problemas. Aunque ya conseguí encogerla con caucho recauchutado ardiendo.
    - Eso debe doler.
    - No sabes cuánto tiene que costar rascarse el escroto con un rastrillo.

    Fin del cuento.

    Epílogo:
    Después de un largo día, un gnomo zahorí, salió por patas de su choza de 33.550.336 polígonos.
    -caramba, que calor- Dijo mientras tocaba libidinosamente su enorme Ukelele de pvc.

    Al encontrarse con un viejo conocido, corrió lentamente acostado un gusano que llevaba enorme sombrero.
    - Cuánto tiempo, esquiador.

    Bonita choza, ¿3d Studio Max?
    - No, es Blender.

    El intrépido gnomo, usuario de XSI, sintió profunda envidia y aborrecimiento total de utilizar Combustion para encender el puro gritando eso de:
    -.abajo las teteras.

    Nada más decir teteras, sus pezones agitados al viento proyectaron una Vray Light. Y la choza, antes tenuemente iluminada, adquirió un color ocre.

    Cómo mola.-mi pelo nasal es tope guay.

    Después del colocón, Vray todavía renderizaba.
    -¿son Splines renderizables?
    - Ignorante de la vida, es Hair FX.
    - si eres calvo.
    - ¿calvo? ¿yo? Pero.

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