La edición genética en embriones humanos aún no es una práctica responsable
Varias empresas emergentes anuncian que quieren desarrollar bebés editados genéticamente con CRISPR para 2025. Sin embargo, estas iniciativas, como Manhattan Genomics, Preventive o Bootstrap Bio, no están preparadas para avanzar de forma segura. Los problemas técnicos y éticos persisten, lo que hace que este horizonte sea prematuro y potencialmente peligroso.
Los riesgos técnicos superan a los supuestos beneficios
La tecnología CRISPR para editar embriones humanos aún no es precisa. Existe un riesgo alto de generar mutaciones no deseadas o mosaicismo, donde solo algunas células portan el cambio genético. Estos errores pueden causar enfermedades graves. Además, ya existen métodos menos arriesgados, como seleccionar embriones sanos mediante diagnóstico genético preimplantacional en un proceso de fertilización in vitro. Esto permite evitar muchas enfermedades hereditarias sin modificar el ADN.
La falta de regulación puede perjudicar el avance científico
Algunas de estas empresas podrían operar en países con marcos legales más permisivos para sortear las restricciones. Esta estrategia no acelera la ciencia de forma transparente, sino que genera más rechazo social y político. Un mal uso de la tecnología puede reforzar leyes prohibitivas en todo el mundo, lo que frena la investigación responsable que sí necesita la comunidad científica para entender y aplicar estas herramientas con seguridad a largo plazo.
Parece que la carrera por crear el primer bebé CRISPR se parece más a una start-up que busca inversión que a un proyecto científico riguroso, olvidando que aquí no se puede lanzar una versión 2.0 para corregir errores.
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