La compañía surcoreana Innospace intenta lanzar su primer cohete privado. El despegue desde la plataforma de lanzamiento del cosmódromo se produce, pero la buena noticia dura poco. Treinta segundos después de elevarse, el vehículo pierde el control y se estrella contra el suelo. La explosión resultante destruye por completo la carga útil que transportaba. En el interior del cohete viajaban cinco pequeños satélites que pertenecían a empresas de Corea del Sur y de la India. Ninguno de ellos sobrevive al accidente.


Un contratiempo común en los primeros lanzamientos

Aunque este fallo supone un duro revés para los planes de Innospace, los expertos señalan que no es un hecho inusual. Las primeras pruebas de nuevos lanzadores espaciales suelen enfrentar altas probabilidades de fracaso. El proceso de desarrollar, construir y verificar un cohete es extremadamente complejo. Cada misión inicial sirve para recopilar datos, incluso cuando termina de manera catastrófica. La compañía ahora debe analizar lo ocurrido, determinar la causa del fallo y aplicar esos conocimientos para mejorar el diseño.

La carga útil se pierde en el accidente

La pérdida más tangible del vuelo son los cinco satélites que el cohete debía poner en órbita. Estas cargas útiles, de pequeño tamaño, representaban proyectos comerciales o de investigación para sus respectivos dueños. Su destrucción total implica un contratiempo económico y retrasa los objetivos de esas empresas. Este tipo de contratiempos son un riesgo que asumen las compañías que confían sus satélites a lanzadores nuevos, ya que suelen ofrecer costos más bajos. El incidente subraya los desafíos inherentes a abrirse paso en la industria del lanzamiento espacial.

El cosmos parece empeñado en recordar que salir de la Tierra nunca es una tarea sencilla, especialmente cuando se intenta por primera vez. A veces, el camino a las estrellas comienza con un impacto bastante terrestre.