Esta madrugada, dos accidentes espaciales separados por miles de kilómetros recuerdan que los riesgos de esta industria no distinguen entre nuevos actores y programas consolidados. En Brasil, la primera etapa del vuelo inaugural del cohete privado surcoreano Nuri fracasa y se estrella. Casi al mismo tiempo, en China, la etapa recuperable del cohete Changzheng 12A sufre un percance durante su regreso a tierra. Este último incidente representa un contratiempo para el sector estatal chino, ya que es el segundo fallo en un mes durante la fase de retorno de una de estas etapas reutilizables.


El lanzador surcoreano no completa su misión inaugural

El cohete Nuri, desarrollado por una empresa privada de Corea del Sur, despegó desde el centro espacial de Alcântara en Brasil. Sin embargo, poco después del lanzamiento, la primera etapa del vehículo encontró problemas y no logró separarse correctamente, lo que provocó que la misión terminara prematuramente con la pérdida del cohete. Este proyecto buscaba demostrar la capacidad de la industria privada surcoreana para acceder al espacio de forma independiente.

China repite un fallo en su tecnología de retorno

Por otro lado, el lanzamiento chino del Changzheng 12A, un cohete desarrollado bajo la administración de la Corporación Aeroespacial de Ciencia y Tecnología de China, sí logró colocar su carga útil en órbita. El problema surgió después, cuando la etapa principal propulsora intentó regresar de manera controlada a una zona de aterrizaje designada. La maniobra no se ejecutó según lo planeado y la etapa sufrió daños. Este es el segundo evento similar que reporta el programa espacial chino en las últimas semanas, lo que pone el foco en los desafíos técnicos que aún presenta reutilizar componentes de lanzadores.

Parece que la ley de Murphy también tiene jurisdicción en órbita terrestre baja, donde todo lo que puede salir mal, a veces sale mal, sin importar la bandera del cohete.