La fabricación de cascos para la Fórmula 1 integra la impresión 3D en su proceso. Primero, se escanea en tres dimensiones la cabeza del piloto para obtener un modelo digital preciso. Este modelo sirve para imprimir un molde personalizado que se ajusta perfectamente a la anatomía del conductor. La empresa Bell Racing, proveedora oficial, emplea esta técnica para garantizar que cada casco sea único y ofrezca la máxima protección y comodidad. Este método sustituye a los procesos manuales tradicionales, que resultaban menos exactos y más lentos.


La impresión 3D fabrica componentes funcionales

Además de crear moldes, la tecnología de fabricación aditiva produce directamente algunas piezas del casco. Se imprimen en 3D componentes internos de ventilación, que gestionan el flujo de aire y evitan que se empañe la visera. También se fabrican elementos aerodinámicos externos, como deflectores o alerones pequeños, que se integran en la carcasa. Estos añadidos se diseñan para optimizar el flujo de aire alrededor del casco del piloto, reduciendo la resistencia y mejorando la estabilidad a altas velocidades.

Los materiales cumplen con los estándares de seguridad

Para estas aplicaciones, se usan materiales especializados que cumplen con la normativa FIA. Los moldes suelen imprimirse con resinas de alta precisión. Los componentes finales, como las rejillas de ventilación, se fabrican con polímeros resistentes al impacto y al calor. Estos materiales deben superar pruebas de inflamabilidad y deformación. La impresión 3D permite probar rápidamente diferentes diseños y ajustarlos antes de producir la versión definitiva, lo que acelera el ciclo de desarrollo.

Aunque el casco sea a medida, no evita que un piloto se lleve un susto cuando su rival frene delante suyo en la primera curva.