Un nuevo estudio de los datos de la sonda Cassini revela que Titán, la luna de Saturno, probablemente no alberga un océano subterráneo global. Los científicos detectan que interferencias en las mediciones previas distorsionaron los resultados, lo que obliga a revisar esta posibilidad. Aunque esto reduce las opciones para encontrar grandes masas de agua líquida, la búsqueda de vida no termina, ya que podrían existir depósitos aislados o condiciones químicas alternativas.


Las implicaciones se extienden a otras lunas

Este hallazgo tiene consecuencias para estudiar otros mundos. La metodología que usaron para analizar Titán ahora se aplica a lunas de Saturno como Encélado y a satélites de Júpiter como Europa. Si las interferencias afectaron los datos de Cassini, es posible que también influyeran en las lecturas de estos otros cuerpos celestes, lo que significa que la comunidad científica debe reevaluar lo que creía saber sobre sus océanos internos.

La posibilidad de vida persiste en condiciones límite

A pesar de descartar un océano global, Titán sigue siendo un mundo fascinante para la astrobiología. Su superficie tiene lagos y ríos de metano y etano líquidos, y su compleja química orgánica podría sustentar formas de vida que no dependan del agua. Los investigadores ahora se enfocan más en buscar biosen?ales en estos entornos exóticos o en bolsas de agua salada aisladas bajo la corteza, en lugar de en un mar planetario.

Así que, por ahora, Titán abandona el exclusivo club de mundos con océano global, pero se queda en la lista de lugares donde la naturaleza podría sorprender con una bioquímica radicalmente distinta.