El Castillo de Zafra, en Guadalajara, es una fortaleza del siglo XII que se alza sobre un promontorio rocoso. Su silueta imponente y su estado de conservación lo han hecho famoso, incluso sirviendo como localización para la serie Juego de Tronos. Más allá de su valor histórico y cinematográfico, el castillo guarda una leyenda de amor y tragedia que perdura en el tiempo. Se dice que entre sus muros de piedra aún vaga el espíritu de una princesa mora llamada Zobeya, cuyo lamento se confunde con el viento que azota las almenas.


La historia de traición y el lamento eterno

La leyenda cuenta que Zobeya era una princesa que vivió en el castillo. Se enamoró de un caballero cristiano, un amor prohibido que desencadenó una tragedia. Su propio pueblo la consideró una traidora. Según las versiones más difundidas, fue traicionada y murió dentro de la fortaleza, quizás envenenada o asesinada. Desde entonces, su alma no encuentra paz. Quienes conocen la historia afirman que en las noches de fuerte viento es posible escuchar su llanto desgarrador, un sonido que surge de la nada y recorre los pasillos y torreones vacíos, como si aún buscara a su amado perdido.

La experiencia en el castillo y su atmósfera

Visitar el Castillo de Zafra implica percibir esta atmósfera cargada de historia y misterio. El lugar, aunque restaurado, mantiene una esencia austera y solitaria. El silencio solo se rompe con el sonido del viento, un elemento constante que alimenta la leyenda. Muchos visitantes sienten una presencia o describen una sensación de melancolía al recorrerlo, especialmente al atardecer. La leyenda de Zobeya no es un relato documentado, sino una tradición oral que se ha transmitido por generaciones, fusionando la historia del monumento con el folclore local.

Irónicamente, el castillo que para Hollywood fue la alegre Torre de la Alegría, en la vida real protagoniza una leyenda sobre una pena que, según dicen, nunca termina.