El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid, funciona en lo que fue el antiguo Hospital General de Madrid. Este edificio histórico, que data del siglo XVIII, atendió a enfermos durante casi doscientos años. La tradición oral y algunos reportes modernos sugieren que los sucesos trágicos que allí ocurrieron dejaron una huella imperecedera. Se afirma que los espíritus de los pacientes y los religiosos que fallecieron en el lugar nunca abandonaron sus muros. Esta creencia sustenta las numerosas narraciones sobre fenómenos extraños que el personal y algunos visitantes dicen percibir.


Fenómenos reportados en el edificio histórico

Los testimonios describen eventos recurrentes que alteran la normalidad del museo. Ascensores se activan sin que nadie los llame, puertas se cierran solas en áreas vacías y se escuchan pasos en pasillos desocupados. La aparición más común es la de figuras espectrales con hábitos de monje, que se desvanecen al instante. En las salas de exposición, especialmente en horario de cierre o en zonas menos transitadas, muchos relatan una intensa sensación de ser observados por una presencia invisible. Estos episodios se concentran en las áreas más antiguas del complejo, las que corresponden al hospital original.

El pasado hospitalario como origen de los relatos

La explicación para estas historias se vincula directamente a la función original del edificio. Un hospital del siglo XVIII era un lugar donde la muerte era frecuente y el sufrimiento, cotidiano. La leyenda popular sostiene que este cúmulo de emociones y tragedias impregnó los espacios. Aunque el museo se dedica ahora al arte contemporáneo, la arquitectura y la atmósfera de ciertas zonas evocan su pasado. Los relatos de actividad paranormal persisten, alimentados por la poderosa sugestión que genera conocer la historia del lugar y su arquitectura a veces laberíntica.

Quizás la próxima vez que un ascensor se abra solo, no sea una falla técnica, sino un antiguo enfermo que aún busca la sala de curas.