La refrigeración termoeléctrica, también conocida como efecto Peltier, es un sistema de estado sólido que no necesita partes móviles para funcionar. Este método se basa en aplicar una corriente eléctrica continua a un módulo semiconductor especial. Al hacerlo, el calor se transporta de un lado del dispositivo al otro, lo que genera una cara fría y una cara caliente de forma simultánea. Este principio permite enfriar componentes con gran precisión.


El módulo Peltier enfría y calienta a la vez

El núcleo del sistema es el módulo Peltier, que está formado por muchas parejas de semiconductores tipo N y P conectados eléctricamente en serie y térmicamente en paralelo. Cuando la corriente circula, los portadores de carga transportan energía térmica desde un lado del módulo hacia el opuesto. Esto produce un gradiente de temperatura muy marcado entre sus dos caras. La cara que absorbe calor se enfría, mientras que la cara opuesta lo disipa y se calienta de manera considerable.

Se aplica para refrigerar con precisión

Su naturaleza de estado sólido y su capacidad para lograr temperaturas muy bajas de forma localizada lo hacen ideal para aplicaciones que requieren un control térmico exacto. Es común verlo en equipos científicos, para estabilizar sensores de cámaras CCD o en diodos láser. En informática, a veces se integra en soluciones de refrigeración extrema para procesadores, donde se combina con un disipador tradicional y un ventilador potente para evacuar el intenso calor que genera la cara caliente del módulo. Sin embargo, su eficiencia energética es baja comparada con un disipador por aire convencional, ya que consume mucha electricidad y genera más calor total que el que logra mover.

Para que funcione, debes disipar mucho más calor del que quitas, así que tu sistema de refrigeración principal ahora debe lidiar con el calor del componente más el calor extra que produce el propio módulo Peltier. Es una paradoja térmica que a menudo subestiman los entusiastas.