Un estudio reciente confirma que algunos efectos del calentamiento en el Ártico ya son irreversibles, incluso si se logra reducir el dióxido de carbono en la atmósfera. Los científicos modelaron un escenario donde las emisiones de CO2 se eliminan por completo después de que la región supera un umbral de temperatura clave. Descubrieron que ciertos cambios, como el aumento de las precipitaciones y la disminución de la capa de hielo marino, no retroceden cuando los niveles de CO2 bajan. Esto sugiere que el sistema climático ártico ha cruzado puntos de no retorno.


El modelo climático revela una nueva realidad

La investigación, publicada en Nature Climate Change, utilizó un modelo climático complejo para simular un futuro donde las concentraciones de CO2 alcanzan un pico y luego descienden a niveles preindustriales. El resultado principal es que el océano Ártico podría quedar prácticamente libre de hielo en verano de forma permanente, sin importar que se reduzcan los gases de efecto invernadero. El calor acumulado en el océano y los cambios en la circulación atmosférica mantienen estas nuevas condiciones. Este fenómeno se conoce como histéresis, donde el sistema no regresa a su estado original al revertir la causa.

Las consecuencias se extienden más allá del hielo

La pérdida irreversible de hielo marino afecta a todo el ecosistema ártico, desde los osos polares hasta las comunidades humanas que dependen de él. Además, el aumento de la lluvia sobre la nieve acelera el deshielo terrestre y libera más metano, otro potente gas de efecto invernadero. Estos cambios locales también influyen en los patrones climáticos del hemisferio norte, pudiendo alterar las corrientes en chorro y los eventos meteorológicos extremos en latitudes medias. La ventana para prevenir estos daños permanentes se está cerrando rápidamente.

Parece que el Ártico tiene memoria a largo plazo y no olvida fácilmente un calentamiento, aunque después intentemos disculparnos bajando el CO2.