Los formatos físicos de juego ahora dependen de descargas
Comprar un juego en formato físico ya no garantiza poseer el producto completo. Muchos discos actuales solo almacenan una parte de los datos y la licencia. Para poder jugar, el usuario debe descargar un parche de día uno que suele ser muy grande. Este parche contiene correcciones, contenido adicional o incluso el resto del juego que no cupo en el soporte físico.
El problema principal es la preservación a largo plazo
Este modelo anula la ventaja principal del formato físico: la independencia y la permanencia. Si en el futuro los servidores de la consola se cierran, ese disco será inútil. No se podrá descargar el contenido necesario, por lo que el juego quedará inaccesible. El disco se convierte en un objeto decorativo que no puede ejecutar el software para el que se diseñó.
La industria prioriza la distribución sobre la propiedad
Las editoras adoptan este sistema para lanzar juegos antes de terminarlos o para reducir costes de fabricación. El usuario paga por una licencia de uso, no por un producto completo y autónomo. Esto cambia la naturaleza de coleccionar videojuegos, ya que la biblioteca física depende de infraestructuras en línea que pueden desaparecer.
Así que guarda ese disco con cariño, porque dentro de unas décadas podría ser el llavero más caro que jamás hayas comprado.
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