Robert Langdon, un reconocido simbólogo, se encuentra inmerso en una intriga que conecta el arte renacentista con secretos religiosos ocultos durante siglos. Su investigación lo lleva a descifrar pistas en obras de Leonardo da Vinci, mientras una poderosa organización lo persigue para evitar que la verdad salga a la luz. La trama se desarrolla en escenarios como el Louvre y iglesias históricas, donde cada descubrimiento acerca a Langdon a un misterio que podría alterar los cimientos del cristianismo.


El papel del arte en la conspiración

Las obras de Leonardo da Vinci, especialmente La última cena, se convierten en mapas codificados que Langdon interpreta para seguir el rastro del secreto. Cada símbolo y figura en el arte revela conexiones con una sociedad secreta y mensajes ocultos sobre la historia de la Iglesia. Este enfoque en el arte no solo enriquece la narrativa, sino que también muestra cómo el pasado puede guardar verdades que han sido pasadas por alto o suprimidas intencionalmente.

La fusión de religión y misterio histórico

La conspiración involucra a la Iglesia y a grupos como el Priorato de Sión, entrelazando relatos históricos con teorías sobre el linaje de Jesús y María Magdalena. Langdon y su compañera, Sophie Neveu, enfrentan peligros mientras descubren que los guardianes del secreto han protegido esta información a través de generaciones. La tensión entre fe y conocimiento se manifiesta en cada paso, cuestionando lo que se da por sentado en la tradición religiosa.

A veces, uno piensa que resolver un misterio de siglos sería más fácil con un manual de instrucciones, pero Langdon prefiere el método de correr por museos y iglesias a medianoche, porque ¿qué podría salir mal?