En los silenciosos pasillos del Monasterio de Poblet en Tarragona, una presencia etérea se manifiesta cuando la luna alcanza su punto más alto. Los visitantes nocturnos y algunos monjes aseguran haber visto la figura translúcida de un monje medieval que recorre los claustros con movimientos pausados. Este espectro no parece hostil, sino más bien un guardián que vela por los secretos que las paredes de piedra han custodiado durante siglos.


La leyenda del protector eterno

La tradición oral cuenta que este monje fue encargado de proteger documentos y reliquias de incalculable valor histórico antes de su muerte. Según los relatos, juró continuar su vigilancia más allá de la vida terrenal. Testigos describen una figura con hábito monacal que desaparece al intentar aproximarse, dejando solo un leve aroma a cera de velas antiguas y un frío repentino en el ambiente.

Encuentros documentados en la actualidad

A pesar del escepticismo moderno, existen numerosos testimonios de encuentros con esta entidad. Guardias de seguridad han reportado puertas que se cierran solas, sonidos de pasos sin origen visible y sombras que se desvanecen en los corredores. Los fenómenos se concentran especialmente en la biblioteca antigua y las criptas subterráneas, áreas que contienen los documentos más antiguos del monasterio.

Quizás lo más irónico es que, si realmente existe, este fantasma lleva siglos protegiendo secretos que probablemente ya nadie recuerda, convirtiéndose en el archivista más dedicado y peor pagado de la historia.