En las noches sevillanas, una presencia etérea se manifiesta sobre el histórico Puente de Triana. Testigos relatan cómo una figura femenina de apariencia vaporosa cruza repentinamente el camino de los peatones, deslizándose con elegancia fantasmal sobre la estructura de hierro. La silueta, siempre distante y evasiva, mantiene una distancia constante con quienes intentan aproximarse, como si bailara al compás de una melodía invisible que solo ella puede escuchar.


El misterio de su desaparición

Lo más intrigante ocurre cuando algún valiente intenta alcanzar a la misteriosa caminante. En el preciso instante en que alguien se acerca lo suficiente para distinguir sus rasgos, la figura se desvanece sin dejar rastro, como humo que se disipa en la brisa del Guadalquivir. Este fenómeno repetido ha generado numerosas hipótesis entre los investigadores de lo paranormal, desde apariciones residuales hasta proyecciones de energía emocional atrapada en el lugar.

Contexto histórico y testimonios

El Puente de Triana, oficialmente conocido como Puente de Isabel II, carga con siglos de historia sevillana. Algunos cronistas locales vinculan la aparición con leyendas de amor trágico ocurridas durante su construcción en el siglo XIX, mientras que otros sugieren conexiones con antiguos ritos fluviales. Los relatos contemporáneos coinciden en describir a la entidad como una mujer joven vestida con ropas antiguas, cuya silueta parece fundirse con la neblina que a veces cubre el río durante las madrugadas.

Quienes han vivido este encuentro sobrenatural suelen comentar, con cierto humor sevillano, que al menos el fantasma respeta las normas de tráfico peatonal y nunca se cruza sin mirar antes.