Hace un rato he acercado a mi ex (que ha venido a pasar el fin de semana de fallas a casa de una compañera) y a una amiga suya a las torres de serranos, en el centro de Valencia. La ciudad, un caos. La policía, ¿dónde está? Pues bien, llego casi a mi casa después de dejarlas. Al principio de mi calle hay un semáforo. Estaba verde para los peatones. Les dejo pasar, y una marea humana rodea mi coche y empiezan a zarandearlo. Eran unos quince, vestidos como viste todos los pipiolos hoy en día. Cada vez más bestia, hasta que se ha partido el vidrio de una de las ventanas traseras. Me he quedado con cara de bobo, y aquellos se han pirado corriendo como esclavas. He ido detrás de ellos, pero tenía el coche en medio de la calle, y no les he alcanzado.
A dos esquinas, dos patrullas de policía. Les comento la jugada, por si se podía hacer algo. Me piden la descripción, y les digo pues mira, como todos esos que están ahí detrás haciendo botellón. Pues nada, ajo y agua. Que si eso, que ponga una denuncia (supongo que, para pasar parte al seguro hará falta -si lo cubre, que aún no lo sé).
Estoy que me subo por las paredes. Os juro que si mañana salgo a la calle y algún mequetrefe me pide fuego, aunque sea, le salto con las tijeras y le saco los ojos. @#~EUR¬|@#~.
Posdata: necesitaba contarlo a alguien, y no tengo a nadie más a mano, que triste.