Somos producto de la hola? (o de una cadena de hola es) o, por el contrario, fomarmos parte de las causalidades (o somos el resultado de ellas)?
Entre nosotros, solemos confundir hola y causalidad (causa y efecto).
Usamos el término azar para describir sistemas en los que intervienen un gran número de variables tal que se hace imposible describirlas individualmente y estimar la influencia que ejerce cada una de ellas en la evolución del conjunto del sistema. De esta forma el azar es un concepto subjetivo que nos facilita la comprensión de sistemás complejos, pero carece de entidad física. El azar no moldeó el universo sencillamente porque el azar no existe.
Si se tiramos un dado y sale un 6, decimos que ha sido fruto del azar o hola, pero en realidad es consecuencia de la velocidad con que se ha publicado el dado, el ángulo con el que impacta sobre la mesa, cada uno de los choques y giros que sufre antes de pararse etc. Sería un arduo trabajo describir con ecuaciones todas y cada una de las causas que determinaron que finalmente saliese un 6, pero esa causas están ahí. Causalidad, no hola.
¿El universo es tal y como lo vemos porque es el único en que sería posible que saliese un 6 en nuestro dado? Afirmar eso sería confundir causa y efecto. Sencillamente podría haber salido un 5 sin que el universo tuviese que ser distinto del que conocemos.
Las especies evolucionan debido a procesos de mutación / selección.
Se dice que la mutación es un proceso al azar porque resulta muy difícil prever cuando, dónde y cómo se producirá la alteración del material genético. Pero en realidad es consecuencia de la actuación de diversos agentes mutagénicos sobre el dna: acción de la radiación ionizante, exposición a compuestos genotóxicos, fallos en la replicación o en los sistemas de reparación etc.
No todas las mutaciones son igualmente frecuentes en todas las especies ni en los mismos lugares de dna. Cada mutación es debida a una causa concreta. A cada efecto le precede una causa. Causalidad, no hola.
También podríamos afirmar que si se produjo determinada mutación fue porque las propiedades inherentes al DNA determinaron que apareciese una nueva propiedad emergente que hiciese necesario que apareciese tal mutación.
¿El universo es tal y como lo vemos porque es el único en que sería posible que apareciese esa mutación en concreto? Afirmar eso sería confundir causa y efecto. Sencillamente podría haberse producido una mutación distinta sin que el universo tuviese que ser diferente al que conocemos.
Resumiendo no estamos aquí por hola sino por causalidad y no somos un accidente de la evolución sino uno de los posibles efectos de la misma.
Nuestro planeta es realmente raro. Es raro por que órbita en una estrella también rara por sus características. Nuestro planeta es raro por que postura un satélite anormalmente grande, por que postura una cantidad de agua y una atmósfera justa para equilibrar la temperatura. Nuestro planeta es raro por muchos motivos físicos, pero la principal característica que tiene la tierra es que, contra toda probabilidad, a aparecido una especie inteligente que con el tiempo ha llegado a crear una civilización tecnológica.
Uno de los grandes descubrimientos de la biología moderna es que la supervivencia de las especies no está vinculada solamente a su superioridad o capacidad de adaptación (teoría de Darwin). El factor suerte juega un papel importante en la historia de la vida. Muchas especies muy bien adaptadas han desaparecido por catástrofes naturales y otras han sobrevivido a esas mismas catástrofes no por ser mejores, sino por suerte.
La aparición de nuestra especie se debe a una largísima cadena de circunstancias fortuitas y no por que la complejidad de la vida conduzca a una especie inteligente. Esta era la idea rompe con la antigua creencia de que nosotros somos producto del constante progreso de la evolución.
Durante la explosión cambrica el reino animal produjo medio centenar de linajes o grupos morfológicos distintos de animales. Los vertebrados pertenecen al filum cordados, que está incluido en el grupo llamado deuteróestomos. Este grupo es uno de los 25 que componen el subreino bilateria. Los otros 24 son formas de vida más elementales como los artrópodos (arañas, cangrejos), moluscos (calamar, caracol), anélidos (gusanos), etc. Todos los filums que ahora existen aparecieron en la explosión cambrica y, posteriormente, ya no aparecieron nuevos filums. Tras las extinciones en masa aparecieron nuevas familias, pero nunca nuevos filums.
Fue una gran suerte que en aquella explosión de vida, hace unos 550 millones de años, apareciera la rama de los vertebrados y que una de las 9 ramas (clases) que brotaron de está fuera la de los mamíferos. Fue también una gran suerte que apareciera el orden de los primates entre los casi 40 ordenes que brotaron de la clase mamíferos y que toda esta sucesión de ramas y ramas sobrevivieran a todas las extinciones. Si no fuera por esta larga cadena de hechos afortunados nosotros no existiríamos.
Si el azar hubiera frustrado la aparición de los vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos) la vida en la tierra estaría representada por un amplio abanico de formas: por ejemplo, nos quedarían aún 950.000 especies de insectos, 75.000 de aracnidos, 40.000 de crustáceos, 70.000 de moluscos, 12.000 de anélidos, 10.000 de esponjas, etc.
Incluso si el reino animal no existiese el abanico de la vida sería todavía amplísimo: 270.000 especies de plantas, 80.000 de protistas (algas, diatomeas, etc), 72.000 de hongos y 4000 de eubacterias. Y esto es solo una parte de todas las especies que existen en la actualidad.
Suponer que, allí donde se desarrolla vida, esta evoluciona hasta crear una especie inteligente es un gran error. La rápida aparición de la vida en nuestro planeta contrasta con la parsimonia de su posterior evolución. Desde la aparición de las primeras bacterias anaerobias, hace 3800 millones de años, hasta la aparición de los seres pluricelulares, hace 800 millones de años, es decir, durante 3000 millones de años, solo se produjeron 3 avances importantes en la evolución: la fotografía síntesis (hace unos 2500 m, de años), la respiración celular aeróbica (hace 2000 m, de años) y las células eucariotas (hace unos 1400 m, de años). Durante ese tiempo la tierra osciló entre los márgenes de un efecto invernadero abrasador y una glaciación permanente.
Según la opinión de los más prestigiosos biólogos nuestra especie no es una necesidad de la evolución sino, simplemente, un producto de la hola.
El gran cuello de botella de toda la hipótesis seti está en biología evolutiva.
Es muy posible que existan muchas estrellas como la nuestra, con sistemas planetarios, con planetas aptos para la vida, con planetas en donde se ha desarrollado una vida compleja.
Pero lo realmente difícil es que la evolución de las especies produzca un ser como nosotros.
Nuestra especie es una especie rara, extraordinaria y muy improbable de repetirse.
Pueden existir animales con una cierta inteligencia, pero el hecho de tener inteligencia no garantiza que se llegue a crear una civilización tecnológica. Hay muchos animales con un notable grado de inteligencia y que jamás han creado una civilización tecnológica como, por ejemplo, los pulpos, los delfines, los ratones o cualquiera de las muchas especies de primates.
La vida evoluciona solo necesario para adaptarse a la competencia de otros seres vivos o a los cambios ambientales. La naturaleza no crea seres o atributos pensando en futuras necesidades.
Por eso resulta extraño la aparición de una especie con una inteligencia capaz de fabricar microchips.
Desde el punto de vista biológico la inteligencia es una estrategia entre otras muchas para competir en la selva. Pero una estrategia muy poco usada en la evolución, prueba de ello es que la mayoría de los animales hacen gala de otros atributos, pero no de inteligencia. La inteligencia ha sido una rama evolutiva muy marginal. La razón es que, la inteligencia es un lujo que muy pocas especies se lo pueden permitir. De las más de mil millones de especies que han aparecido en nuestro planeta solo una ha llegado a Poser una gran inteligencia. La inteligencia es una facultad extraña.
Una gran inteligencia requiere de un gran cerebro y un gran consumo de energía, y eso solo es posible en organismos vertebrados y de sangre caliente. Además, para que la inteligencia se desarrolle, es preciso que el animal disponga de otros atributos morfológicos como visión frontal, extremidades libres y que estas terminen en algún órgano prensil para poder manipular objetos, capacidad de comunicación fluida, etc. El cumplimiento de estas condiciones implica dejar fuera al 99,99% de las especies.
Es muy posible que en los primeros momentos de la evolución de los homínidos la inteligencia supusiera una desventaja. Un cerebro mayor implica un parto más difícil y un desarrollo hacía la madurez más lento.
La supervivencia de nuestra especie se basa más en la tecnología (herramientas) que en sus facultades físicas. Pero el uso de la tecnología se remonta a tiempos recientes (200.000 años?), todos los biólogos se preguntan cómo pudo sobrevivir un ser tan físicamente desfavorecido durante cientos de miles de años. ¿le acompañó la suerte?
Durante varios millones de años nuestros antepasados vagaron como unos animales más, sin crear ningún atisbo de civilización. Los primeros signos de cultura (arte, enterramientos con rituales) datan de hace solo 50.000 años y el hombre vive en civilización (ciudades, libros, leyes) desde hace 5000 años. El camino hacia una civilización tecnológica no es fácil, ni rápido ni previsible. El hecho de que nosotros ahora disfrutemos de una civilización tecnológica avanzada puede considerarse algo muy afortunado. La evolución humana en el campo cultural podría haber discurrido por muchos otros caminos o podría atascarse en caminos sin progreso (una vida demasiado mística?)
El purgatorius es el más antiguo primate que se conoce, vivió en el cretaceo y fue por lo tanto contemporáneo de los últimos dinosaurios.
Esta especie fue una de las que sobrevivieron a la gran catástrofe ocurrida hace 65 millones de años. Si esta especie no hubiera dejado descendencia su rama evolutiva se habría cortado y por lo tanto ahora no existirían primates, ni monos, ni homo sapiens, ni civilización alguna.
Hay quien piensa que, si los dinosaurios no hubieran tenido ese final trágico en la tierra reinaría ahora un descendiente de reptil y no un primate, sin embargo, no parece que, momentos antes de caer el meteorito, los dinosaurios estuvieran a punto de descubrir el transistor.
Hay una realidad que se ignora frecuentemente: los organismos complejos tienen mucha más probabilidad de extinguirse que los más simples.
La aparición de los homínidos se debió, como sucede con todas las especies, a causas fortuitas.
En este caso fue un accidente geológico en una zona de África llamada ¨el valle del rift¨ lo que desencadenó la aparición de ¨monos bípedos¨. La reducción de la selva húmeda debido a un cambio climático estimuló a algunos primates a bajar de los árboles y buscar comida por la sabana. Un acontecimiento que, en absoluto, podemos decir que era previsible.
Hay tres hitos principales en la evolución humana: el bipedismo, el incremento del volumen del cerebro y el lenguaje.
Biólogos y paleontólogos coinciden en decir que el bipedismo es un hecho insólito en el mundo animal. Esta adaptación nos liberó las dos extremidades superiores y dejó las manos libres para manipular y fabricar herramientas y otros objetos obteniendo así una importante ventaja evolutiva.
¿Por qué si el bipedismo es tan ventajoso no se ha repetido en otras especies de primates?
Hace unos 5 millones de años algunos primates cambiaron el hábitat selvático por las praderas. Andaban erguidos y esto les daba una cierta ventaja para desenvolverse por los espacios abiertos, se desplazaban con mayor eficacia, podían transportar objetos y soportaban mejor los calores. Lo único que no se ve claro es cómo fueron capaces de defenderse de los grandes depredadores: los felinos.
Los primates están protegidos viviendo en los árboles, pero en la sabana son presa fácil de los felinos. Sus posibilidades de sobrevivir son nulas salvo que corran más que sus perseguidores.
La única explicación a esta milagrosa supervivencia sería que estos primitivos bípedos manejaban rudimentarios bastones o palos a modo de armas y que les permitió defenderse de los ataques de las fieras.
Por consiguiente cuando aquellos primates salieron a la sabana eran ya bípedos y además tenían una capacidad para agarrar objetos con las manos superior a la que tienen otras especies.
La causa por la que nuestros ancestros pudieron manejar palos y empezar a fabricar herramientas está en una afortunada mutación en la morfología de la mano. Simplemente un dedo pulgar más largo y oponible les permitió hacer una cosa que el resto de los primates no podían: hacer pinza.
Los chimpancés también utilizan palos para defenderse, pero con una eficacia o destreza muy inferior a la de los humanos. Su mano está adaptada para agarrarse a las ramas de los árboles, además, se precisa una adaptación del codo, cadera y pies para conseguir una buena destreza en el golpeo.
El pulgar permitió que los monos bípedos sobrevivieran en la sabana. El bipedismo favorecieó el desarrollo del cerebro, pero hizo falta una cuarta mutación en la adaptación de la laringe para alcanzar ese nivel que nos diferencia de cualquier otra especie: un lenguaje rico en sonidos.
La mutación en la laringe permitió la emisión de una amplia variedad de sonidos lo que abrió el camino de las comunicaciones en el hombre moderno. Esto pudo comenzar hace unos 150.000 años.
El desarrollo del lenguaje realimentó el desarrollo de la inteligencia y viceversa y abrió el camino hacia la civilización.
En los últimos 3 millones de años el cerebro de los homínidos se triplicó. Esta evolución no formó parte de ninguna tendencia general de los mamíferos. Es algo todavía no aclarado, pero, en cualquier caso, algo excepcional.
Las mutaciones son impredecibles y aleatorias. Desconocemos por que se produjo el desarrollo del pulgar, pero, sin duda, fue el comienzo de una apasionante historia. Seguramente está fue la mutación que desencadenó todo el proceso de la humanización. Nuestra mano, auténtico prodigio de la evolución, más las otras mutaciones antes comentadas representan un escaso 2% de diferencia genética con respecto a los monos y marca la diferencia entre una especie que nunca saldrá de la selva y otra capaz de crear una sociedad tecnológica.
Por lo tanto nuestra especie no es fruto de un proyecto divino, ni la consecuencia lógica de la evolución biológica, es simplemente, producto de muchas olas y de mucha suerte.
La inteligencia no es la meta de la evolución, si así fuese, habría muchas especies tan inteligentes o más que nosotros. La inteligencia solo es útil si se vive en civilización, para sobrevivir en la selva hay otras facultades más valiosas que la inteligencia.
Desde el punto de vista biológico la inteligencia es una estrategia entre otras muchas para competir en la selva. Pero una estrategia muy poco usada en la evolución, prueba de ello es que la mayoría de los animales hacen gala de otros atributos, pero no de inteligencia. La inteligencia ha sido una rama evolutiva muy marginal. La razón es que, la inteligencia es un lujo que muy pocas especies se lo pueden permitir. De las más de mil millones de especies que han aparecido en nuestro planeta solo una ha llegado a Poser una gran inteligencia. La inteligencia es una facultad extraña.
Una gran inteligencia requiere de un gran cerebro y un gran consumo de energía, y eso solo es posible en organismos vertebrados y de sangre caliente. Además, para que la inteligencia se desarrolle, es preciso que el animal disponga de otros atributos morfológicos como visión frontal, extremidades libres y que estas terminen en algún órgano prensil para poder manipular objetos, capacidad de comunicación fluida, etc. El cumplimiento de estas condiciones implica dejar fuera al 99,99% de las especies.
Es muy posible que en los primeros momentos de la evolución de los homínidos la inteligencia supusiera una desventaja. Un cerebro mayor implica un parto más difícil y un desarrollo hacía la madurez más lento.
La supervivencia de nuestra especie se basa más en la tecnología (herramientas) que en sus facultades físicas. Pero el uso de la tecnología se remonta a tiempos recientes (200.000 años?), todos los biólogos se preguntan cómo pudo sobrevivir un ser tan físicamente desfavorecido durante cientos de miles de años.
¿Le acompañó la suerte? El azar? La hola? O fue la causalidad?
Luego, somos el fruto de un cumulo de causalidades? Y tales, son hola?