En la costa de Almuñécar, Granada, una enorme estructura de hormigón se alza frente al mar Mediterráneo. Este esqueleto arquitectónico corresponde a un proyecto que se concibió para ser uno de los acuarios más grandes de Andalucía. Su construcción comenzó con ambición pero se paralizó por completo, dejando solo la carcasa de lo que se planeó. La ruina moderna se erige ahora como un recordatorio físico de una inversión turística que no logró completarse.


El proyecto original incluía un túnel submarino

Los planos iniciales mostraban una instalación avanzada que quería albergar un túnel submarino para que los visitantes caminaran rodeados de vida marina. También se diseñaron grandes tanques para exhibir especies del Mediterráneo y de otros mares. La estructura actual, con sus grandes arcos y espacios vacíos, deja entrever la escala de lo que se pretendía construir. El hormigón ya muestra signos del paso del tiempo y la exposición a los elementos.

La paralización dejó un esqueleto de hormigón

El proceso de construcción se detuvo dejando solo la obra gruesa, sin revestimientos ni instalaciones interiores. Este enorme volumen hueco domina ahora un tramo del litoral. Su estado actual genera debates sobre su futuro, entre quienes abogan por demolerlo y quienes imaginan rehabilitarlo. Mientras, la estructura permanece inerte, convertida en un elemento más del paisaje costero que atrae a curiosos y fotógrafos.

El esqueleto del acuario se ha ganado apodos locales que reflejan su aspecto fantasmagórico frente al azul del mar, un monumento involuntario a los proyectos que el mar no quiso recibir.