La agencia espacial rusa Roscosmos planea construir su futura estación orbital nacional usando la Estación Espacial Internacional como base inicial. El proyecto implica acoplar los primeros módulos nuevos a la estructura actual de la ISS. Este método permite probar sistemas críticos y verificar su funcionamiento en el entorno real del espacio antes de que el complejo se separe para operar de forma autónoma. La estrategia busca reducir riesgos técnicos y aprovechar la infraestructura y experiencia logística ya existente en órbita.


El plan de transición y separación

Después del periodo de ensamblaje y pruebas, la nueva estación rusa se desacoplará de la ISS para iniciar su misión independiente. Este proceso de separación requiere ejecutar maniobras precisas para garantizar que ambas estructuras se alejen de manera segura sin peligro de colisión. La estación rusa orbitará la Tierra por su cuenta, sirviendo como plataforma para experimentar en microgravedad, observar el planeta y preparar futuras misiones tripuladas más allá de la órbita baja.

Objetivos y cronograma del proyecto

Rusia diseña esta estación para asegurar su presencia continua en el espacio después de que concluya la cooperación en la ISS. El cronograma depende de desarrollar y lanzar los módulos principales, un esfuerzo que enfrenta desafíos presupuestarios y técnicos. La nueva estación pretende ofrecer a los cosmonautas un laboratorio moderno y ampliar la capacidad científica nacional, aunque su configuración final y la fecha exacta de operación independiente aún se definen.

Quizás el mayor desafío logístico no sea separar las estaciones, sino decidir quién se queda con la llave inglesa flotante que siempre desaparece entre los módulos.