La Vuelta a España 26 inicia su recorrido por primera vez desde el Principado de Mónaco. La carrera concluye en la Alhambra de Granada después de tres semanas que transcurren principalmente por la costa mediterránea. La organización diseña un trazado que, aunque prescinde de la cordillera Cantábrica y de gran parte del Pirineo, se perfila como uno de los más exigentes de la historia de la prueba. Los ciclistas compiten durante 21 etapas desde el 22 de agosto hasta el 11 de septiembre.


El recorrido mediterráneo suma dificultad

El carácter de esta edición lo define un itinerario que bordea el Mediterráneo y se adentra en el interior peninsular. La ausencia de los puertos tradicionales del norte no implica que la competición sea más sencilla. Los organizadores planifican varias etapas de montaña con finales en alto y numerosos tramos sinuosos que acumulan desnivel. La dureza radica en la sucesión de días complicados y en el calor que suele hacer en esas fechas, lo que prueba la resistencia de los corredores.

La meta en la Alhambra es un hito histórico

Llevar la línea de meta a los pies de la Alhambra de Granada supone un momento destacado para la carrera. Nunca antes una gran vuelta terminó en este monumento patrimonio de la humanidad. Este final simbólico en el sur de España subraya el deseo de la organización por visitar enclaves icónicos. Los ciclistas que lleguen a Granada tras más de tres mil kilómetros lucharán por la victoria final en un escenario sin precedentes.

Solo los más fuertes sobrevivirán a tres semanas donde el sol del Mediterráneo puede llegar a fundir hasta el asfalto, y no solo la voluntad de los corredores.