El nuevo título de la saga Zelda, The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom, se desarrolla con un motor propietario de Nintendo. Este sistema evoluciona a partir de la base técnica que ya usó Breath of the Wild. La compañía lo adapta para crear una estética distinta a la de entregas anteriores, priorizando un rendimiento estable en su consola híbrida.


El motor genera un mundo con aspecto de diorama

El apartado gráfico adopta un estilo chibi o de diorama, similar al que vimos en el remake de Link's Awakening para Nintendo Switch. El motor procesa una paleta de colores muy viva y saturada. Los personajes muestran diseños adorables con cabezas grandes y cuerpos pequeños. Para acentuar la sensación de miniaturas, el sistema aplica un efecto de desenfoque en los bordes del mundo visible, lo que aporta profundidad de campo. El acabado general es limpio y pulido, con texturas definidas que se alejan del realismo para buscar un look más estilizado.

La tecnología prioriza la fluidez y el diseño artístico

Al usar una evolución de un motor ya conocido, los desarrolladores pueden optimizar el flujo de trabajo y enfocarse en refinar el estilo visual único. Este enfoque permite que el juego mantenga una tasa de fotogramas constante mientras despliega un mundo lleno de detalles encantadores. La elección artística no solo define la personalidad del juego, sino que también es una decisión técnica que ayuda a administrar los recursos del hardware de manera eficiente.

El héroe de la espada ahora toma notas mientras la princesa demuestra que la verdadera sabiduría es saber copiar y pegar objetos de la realidad.