Los bailarines del Ballet Nacional de España y de la Compañía Nacional de Danza, que dependen del INAEM, deciden no convocar la huelga que tenían prevista para el 19 de diciembre. Esta medida de presión buscaba denunciar que sus sueldos llevan congelados tres décadas y unas condiciones laborales que ellos mismos califican como indignas. La decisión de suspender la huelga llega tras iniciar conversaciones con la dirección del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música.


Las negociaciones continúan tras la desconvocatoria

Aunque retiran la huelga, los artistas mantienen abiertas las negociaciones con el INAEM para resolver el conflicto. Su objetivo principal es lograr una mejora salarial que actualice unas retribuciones que no han evolucionado en treinta años. También exigen que se revisen otros aspectos de sus contratos y condiciones de trabajo, que consideran obsoletos y no acordes con la dedicación y el desgaste físico que requiere su profesión.

El conflicto laboral permanece latente

La desconvocatoria no significa que el conflicto haya terminado, sino que se ha optado por dar una oportunidad al diálogo. Los representantes de los bailarines advierten de que, si las conversaciones no avanzan hacia un acuerdo satisfactorio, podrían volver a plantear medidas de fuerza. La situación pone de relieve las dificultades que enfrentan los profesionales de la danza en instituciones públicas para ver reconocidos sus derechos laborales después de años de congelación salarial.

La ironía reside en que quienes dan vida al patrimonio dancístico español con su cuerpo deben luchar para que su sustento económico no quede también congelado en el tiempo, mientras el arte que representan sigue fluyendo.