La comunidad artística internacional recibe la noticia del fallecimiento del fotógrafo y cineasta holandés Paul de Nooijer, a la edad de ochenta y dos años. La información la confirma el sitio especializado AWN, citando a su familia. De Nooijer deja un legado visual marcado por su experimentación constante y su enfoque lúdico, que exploró durante más de cinco décadas.


Una carrera definida por la innovación visual

Su trabajo se caracterizó por fusionar fotografía, cine y técnicas de manipulación análogas, mucho antes de que el procesamiento digital se popularizara. Junto a su esposa y colaboradora frecuente, Hélène de Nooijer, desarrolló un estilo distintivo donde lo absurdo y lo poético coexistían. Realizó numerosos cortometrajes, videoclips e instalaciones que se exhibieron en museos y festivales de todo el mundo, desafiando a menudo las convenciones narrativas tradicionales.

El reconocimiento a su obra perdura

Aunque quizás no fue un nombre masivamente conocido, su influencia en generaciones de artistas visuales es significativa. Recibió premios en festivales prestigiosos como el de Cannes y sus piezas forman parte de colecciones de instituciones como el Stedelijk Museum de Ámsterdam. Su enfoque, que priorizaba la idea y el proceso creativo por encima de la tecnología, sigue siendo una referencia en el campo de la imagen en movimiento y la fotografía conceptual.

Su partida nos recuerda que, a veces, la cámara más potente es la que lleva dentro una mente que no teme jugar y preguntarse qué pasaría si.