Dibujar figuras invisibles explora la narrativa visual
Este ejercicio desafía al artista a comunicar una interacción completa entre personajes cuando solo puede representar a uno de ellos físicamente. La clave reside en manipular el lenguaje corporal, la dirección de la mirada y la postura del personaje visible para que quien observe la obra perciba con claridad la presencia, las acciones e incluso las emociones del personaje que no está dibujado. Se trata de un estudio avanzado de narrativa visual donde cada elemento del dibujo debe trabajar para sugerir lo que no se muestra.
La mirada y la postura definen la interacción
La dirección de la mirada del personaje visible es el primer y más potente indicador. Sus ojos deben fijarse en un punto específico del espacio vacío, a una altura que defina la estatura del personaje invisible. La inclinación de la cabeza, si mira hacia arriba o hacia abajo, refuerza esta idea. La postura del cuerpo es igual de crucial: un brazo extendido como para entregar o recibir un objeto, un cuerpo que se inclina ligeramente hacia atrás como si reaccionara a un empujón, o los hombros que giran para sugerir que está de frente a alguien. La tensión o relajación muscular en el dibujo transmite si la interacción es amistosa, conflictiva o íntima.
El espacio negativo y la composición sugieren presencia
El manejo del espacio alrededor del personaje visible, el llamado espacio negativo, se vuelve un elemento activo de la composición. Dejar un área significativa sin detalles en el lado opuesto a donde se dirige la acción o la mirada crea un vacío que el espectador llena mentalmente con la figura ausente. La composición general debe guiar la atención hacia ese punto de interacción imaginario, usando líneas implícitas que fluyan desde el personaje dibujado hacia el espacio que ocupa el invisible. La iluminación y las sombras también pueden proyectarse de manera que parezcan interrumpidas por un volumen que no vemos.
El verdadero desafío es evitar que el personaje visible parezca simplemente un lunático que gesticula y mira fijamente a la nada. Si logras que el espectador sienta un escalofrío al intuir una presencia en el vacío, has dominado la técnica.
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