El RQ-4 Global Hawk es un dron de vigilancia de gran altitud y larga autonomía que opera para la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Su diseño prioriza permanecer en el aire durante más de treinta horas para recopilar información de inteligencia sobre vastas áreas. No lleva armamento, ya que su función principal es observar y detectar objetivos usando una variedad de sensores avanzados.


Su diseño aerodinámico prioriza la eficiencia

El aspecto más llamativo del Global Hawk son sus alas extremadamente largas y delgadas, similares a las de un planeador, que le permiten volar de manera eficiente a altitudes superiores a los dieciocho mil metros. El fuselaje presenta un bulbo frontal distintivo que protege una antena de comunicaciones por satélite, mientras que un motor a reacción se monta en la parte superior trasera. La cola en V y una gran góndola ventral, que alberga los sensores, completan su perfil característico.

Los sensores recopilan datos de inteligencia

La misión del dron es proporcionar inteligencia, vigilancia y reconocimiento. Para ello, la góndola ventral integra sistemas como radares de apertura sintética y sensores electro-ópticos e infrarrojos. Estos sistemas pueden capturar imágenes de alta resolución y rastrear objetivos en movimiento durante día y noche, incluso a través de nubes, enviando los datos en tiempo casi real a los centros de mando.

Aunque su silueta es inconfundible, desde el suelo solo se percibe como un punto blanco y silencioso que vuela muy alto, un recordatorio discreto de que alguien siempre está observando. Su presencia constante en el cielo representa un pilar fundamental para recabar información sin poner en riesgo a un piloto.