El Consorcio de Galerías de Arte Contemporáneo, junto a las asociaciones Art Barcelona, Arte Madrid, AGACC Cantabria, AGAS Sevilla, Art Palma Contemporani, CONTEMPORANEA Galicia y LAVAC, y más de mil artistas visuales, exigen al Gobierno español que baje el impuesto sobre el valor añadido que grava las ventas de obras de arte, antigüedades y objetos de colección. Argumentan que el tipo actual en España, del 21%, perjudica su competitividad frente a otros países europeos donde este impuesto es notablemente menor. Esta petición colectiva busca equiparar las condiciones del mercado español con las de naciones como Francia, Italia, Alemania o Portugal, que aplican tipos reducidos para este sector.


La disparidad fiscal frena al mercado del arte nacional

Los firmantes de la petición señalan que la alta carga impositiva desincentiva las transacciones dentro de España y fomenta que el comercio de arte se desplace a países con impuestos más bajos. Esta situación, según explican, no solo afecta a las galerías y a los artistas, sino que también limita el acceso del público a la cultura y debilita el ecosistema artístico nacional. Un IVA más bajo podría, en su opinión, reactivar el mercado interno, atraer más compradores internacionales y ayudar a profesionalizar y sostener la carrera de los creadores españoles.

El contexto europeo y la presión sobre el gobierno

La reivindicación se enmarca en la directiva europea que permite a los estados miembros aplicar un tipo de IVA reducido, mínimo del 5%, a estos bienes culturales. Mientras España mantiene el tipo general, otros países de nuestro entorno ya aprovechan esta posibilidad para proteger y promover su sector cultural. Las entidades del arte esperan que el Ejecutivo español revise su postura y atienda una demanda que consideran crucial para la supervivencia y el crecimiento de un sector estratégico que genera empleo y proyecta la imagen del país.

Parece que, en el arte, el valor no solo lo determina la firma del autor, sino también el porcentaje que se lleva Hacienda. Una obra maestra puede perder su encanto si lleva un 21% de impuesto añadido.