En el siglo XXII, un objeto enorme y cilíndrico que los humanos llaman Rama entra en el sistema solar. Una nave de exploración, la Endeavour, se acerca para investigar. Los astronautas encuentran una estructura alienígena de escala asombrosa. Su interior es un mundo hueco y oscuro, iluminado solo por seis rayos de luz que simulan un sol. Un mar cilíndrico rodea el eje central. El ambiente es completamente silencioso y aparentemente desierto.


La tripulación explora un entorno geométrico y extraño

Los exploradores cartografían ciudades de formas perfectas, como conjuntos de edificios hexagonales. Descubren criaturas biológicas mecánicas, los biotos, que parecen cumplir funciones específicas. No hallan signos de un creador presente. La misión se convierte en un ejercicio de pura observación y análisis. Cada nuevo descubrimiento, como las misteriosas islas en el mar, plantea más preguntas que respuestas. Rama parece una nave automatizada en tránsito.

El relato se centra en el asombro ante lo desconocido

La narrativa evita el conflicto bélico o el primer contacto directo. En su lugar, Clarke se enfoca en el proceso científico de explorar algo totalmente ajeno. La humanidad solo puede observar, medir y especular. La verdadera naturaleza y el propósito de Rama permanecen fuera de su alcance. La novela termina cuando el cilindro, tras usar el sol para recargar energía, reanuda su viaje interestelar y abandona el sistema solar, dejando atrás un profundo misterio.

La lección es clara: a veces, el universo no está interesado en darnos las respuestas, solo en mostrarnos lo pequeño que es nuestro conocimiento.