Las unidades de almacenamiento computacional integran un procesador
Las unidades de almacenamiento computacional, o CSD, son dispositivos de estado sólido que llevan un procesador integrado. Este componente, que puede ser una CPU o un FPGA, permite procesar datos directamente donde se almacenan. Al ejecutar tareas como filtrar, comprimir o realizar inferencias básicas de inteligencia artificial en el propio dispositivo, se reduce drásticamente la necesidad de mover grandes volúmenes de información hacia la memoria principal y la CPU del sistema. Este enfoque optimiza los flujos de trabajo que manejan muchos datos.
El procesador interno acelera las tareas de datos
El elemento clave que distingue a un CSD de un SSD convencional es su capacidad para procesar. El procesador embebido puede ejecutar código de aplicación, lo que convierte a la unidad en un nodo de computación activo. Esto es especialmente útil en entornos donde el ancho de banda del bus del sistema o la latencia son un cuello de botella. Al preparar los datos en el propio drive, solo se envían los resultados o la información ya depurada, lo que libera recursos del sistema central y acelera las tareas posteriores.
Su aplicación principal se encuentra en la inteligencia artificial
Estas unidades encuentran su nicho ideal en los pipelines de datos para entrenar modelos de IA y en el edge computing. En el preprocesamiento de grandes conjuntos de datos para aprendizaje automático, un CSD puede filtrar ejemplos no válidos o normalizar formatos antes de que los datos lleguen a la GPU. En el borde de la red, dispositivos como cámaras inteligentes pueden usar un CSD para analizar video localmente y solo transmitir metadatos o alertas, lo que ahorra ancho de banda y mejora la privacidad.
Por supuesto, ahora tu SSD no solo te pide más espacio, sino también un descanso tras calcular las probabilidades de que borres ese archivo que no usas desde 2015.
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