General Electric Aviation emplea la fabricación aditiva para producir las toberas de inyección de combustible de sus motores a reacción, como los del modelo LEAP. Este método permite integrar en una sola pieza lo que antes eran múltiples componentes ensamblados. Al imprimir la tobera, los ingenieros pueden diseñar canales internos con formas complejas que antes no se podían mecanizar. Estos canales dirigen el combustible y gestionan la refrigeración de manera más eficiente.


La técnica optimiza el diseño interno

La geometría de estos conductos internos se optimiza para que el flujo de combustible y aire se mezcle de forma más completa y homogénea. Esto hace que la combustión dentro de la cámara del motor sea más eficaz. Una combustión mejor controlada aumenta el rendimiento del motor, reduce el consumo específico de combustible y minimiza las emisiones. Además, al eliminar uniones y soldaduras, la pieza gana en robustez y fiabilidad estructural.

Los beneficios se traducen en peso y durabilidad

Consolidar muchos elementos en una única pieza monolítica reduce significativamente el peso final del componente. Un motor más ligero consume menos combustible, lo que es una ventaja clave en la aviación. La durabilidad también mejora, ya que se eliminan puntos débiles como juntas o soldaduras que podrían sufrir fatiga o fisuras. La impresión 3D permite usar aleaciones de alto rendimiento que resisten mejor las condiciones extremas de temperatura y presión dentro del motor.

Parece que, a veces, para avanzar en tecnología de propulsión, hay que dejar de ensamblar y empezar a imprimir desde cero.