El videojuego Frostpunk 2 abandona el motor Liquid Engine de su predecesor y adopta Unreal Engine 5. Este cambio técnico permite que el juego represente una ciudad postapocalíptica a una escala mucho mayor. El equipo desarrollador puede ahora mostrar más detalles en los edificios y la maquinaria industrial, que lucen un aspecto desgastado y complejo. La transición a este motor moderno facilita implementar sistemas de simulación más avanzados.


La simulación visual y atmosférica gana realismo

Un pilar central de la experiencia es la simulación de fluidos y un sistema climático dinámico. El juego procesa tormentas de nieve y otros efectos atmosféricos con un nivel de realismo superior. Estos elementos no solo decoran el entorno, sino que afectan directamente a la gestión de la ciudad y la supervivencia de sus habitantes. La tecnología de Unreal Engine 5 ayuda a renderizar estos fenómenos de manera más creíble y con un impacto visual directo en la jugabilidad.

El diseño se enfoca en una estética industrial detallada

El apartado artístico intensifica la estética industrial y steampunk del primer título. Los modelos de los edificios, las grandes estructuras y la maquinaria presentan un nivel de detalle muy elevado. Los materiales muestran signos de desgaste, óxido y uso, lo que consolida la ambientación de un mundo que lucha por sobrevivir en condiciones extremas. La iluminación y los efectos de partículas aprovechan las capacidades del nuevo motor para crear escenas con una atmósfera densa y opresiva.

Construir una metrópolis en medio de una tormenta perpetua quizá no sea el plan urbanístico más acertado, pero sin duda hace que cada decisión de gestión cuente el doble.