El dibujo periférico simplifica la percepción visual
Este ejercicio de dibujo se basa en un principio simple pero desafiante. Fijas la mirada en un punto central del modelo u objeto que quieres representar. El objetivo es no mover los ojos de ese ancla visual en ningún momento. Mientras mantienes la fijación, tu mano traza en el papel las formas y contornos que percibes con la visión periférica. Esta zona de la retina capta el movimiento y las masas generales, pero no los detalles finos. Al bloquear la visión central, que es la que analiza y fragmenta, te ves obligado a sintetizar. Dejas de dibujar lo que crees que sabes y comienzas a registrar lo que realmente percibes de manera global. El resultado suele ser un dibujo con proporciones más acertadas y una línea más suelta y orgánica.
La técnica entrena para ver masas y no líneas
El proceso fuerza al cerebro a procesar la información de otra manera. En lugar de identificar un ojo, una nariz o una boca por separado, percibes la sombra que forma la cuenca ocular o la masa clara de la frente. Tu mano traduce estas impresiones de luz y volumen en lugar de contornos preconcebidos. Esto ayuda a superar el hábito de dibujar símbolos, es decir, la representación mental que tienes de un objeto, y te acerca a dibujar su presencia real en el espacio. La línea que surge es más honesta y estructural, porque define los límites entre planos y volúmenes en vez de ceñirse a un detalle aislado. Es un método eficaz para ganar soltura y captar la esencia de la pose con rapidez.
La práctica desarrolla la confianza en la percepción
Al principio, la sensación es de inseguridad y el dibujo puede parecer caótico. Es normal, porque estás desactivando el modo de análisis controlado. Con la práctica constante, aprendes a confiar en esa percepción difusa y a guiar tu mano con ella. Dejas de corregir cada trazo de manera obsesiva y permites que la imagen se construya por acumulación de observaciones periféricas. Este ejercicio no busca producir un dibujo terminado y pulcro, sino un registro sensorial directo. Mejora la coordinación ojo-mano en un nivel más instintivo y es una herramienta valiosa para cualquier artista que quiera liberar su línea y capturar la gestualidad de un sujeto sin perderse en lo accesorio.
Es común que, tras varios intentos, mires tu dibujo y pienses que tu visión periférica tiene un serio problema para entender dónde empieza y termina una oreja.
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