En el corazón del Albaicín de Granada, un antiguo aljibe guarda una historia de amor prohibido y pena eterna. La leyenda cuenta que, durante la época de la Reconquista, una joven mora, hija de un poderoso hechicero, se enamoró de un soldado cristiano. Su padre, al enterarse, la castigó de forma terrible. La encerró para siempre en la fría oscuridad del aljibe, condenando su espíritu a vagar entre sus muros de piedra. Desde entonces, se dice que su alma no encuentra paz.


Los lamentos que emergen del agua

La tradición oral afirma que, en las noches de luna llena, el lugar se transforma. Quienes se aventuran cerca del aljibe pueden escuchar un lamento débil y desgarrador que parece surgir de las profundidades. Algunos testigos aseguran haber visto, reflejada en la quieta superficie del agua, la imagen fantasmagórica de una joven con rasgos andalusíes y ropajes de la época. Este fenómeno se asocia al momento en que la luna ilumina directamente el interior del depósito, creando un juego de luces y sombras que alimenta la leyenda.

El aljibe como lugar histórico

Más allá del relato, el aljibe es una construcción real que forma parte del complejo sistema de captación y almacenamiento de agua del antiguo barrio morisco. Estas estructuras eran vitales para la vida en la colina. El paso del tiempo y el abandono de algunos de estos depósitos contribuyeron a rodearlos de misterio, mezclando la historia con la superstición popular. El sitio atrae tanto a curiosos interesados en lo paranormal como a visitantes que quieren conocer la Granada más oculta.

Si decides visitarlo una noche de luna llena, quizá quieras llevar una linterna. No tanto para ver mejor, sino para asegurarte de que el reflejo que veas en el agua sea solo el tuyo.