Google explica ahora cómo planea proteger la seguridad y la privacidad de los usuarios al implementar las funciones de agente de inteligencia artificial anunciadas para Chrome en septiembre. La compañía describe un enfoque que prioriza controlar cómo estos agentes acceden a los datos y ejecutan acciones en nombre del usuario. El objetivo es integrar estas capacidades de forma que el usuario siempre perciba que tiene el mando y comprenda lo que sucede en su navegador.


El núcleo del enfoque es el aislamiento y la transparencia

El modelo de seguridad se basa en aislar el código del agente en un proceso restringido o sandbox. Este entorno limita lo que el agente puede hacer, por ejemplo, al acceder a archivos locales o a ciertos sitios web. Chrome gestiona los permisos de forma granular, pidiendo consentimiento explícito al usuario para acciones sensibles. Además, la compañía diseña la interfaz para que sea clara cuándo un agente está activo y qué tarea está realizando, evitando que el usuario se confunda.

La privacidad se procesa con técnicas avanzadas

Para proteger la información personal, Google indica que emplea técnicas como procesar datos de forma local en el dispositivo cuando es posible. Cuando se requiere conectar con servicios en la nube, los datos se anonimizan o se envían de forma cifrada. La política es que los agentes solo accedan a la información mínima necesaria para completar la tarea solicitada por el usuario. La compañía también se compromete a auditar estos sistemas de forma continua y a permitir que investigadores externos los evalúen.

Parece que la próxima vez que le pidas a Chrome que haga algo por ti, no solo será listo, sino que también vendrá con su propio manual de buenas maneras digitales y un chaleco reflectante de seguridad.