El Gran Premio de Abu Dabi pone fin a la temporada 2025 de Fórmula 1 y también al año de Carlos Sainz en Williams. El piloto español cruza la línea de meta fuera de los puntos, un resultado que refleja las dificultades constantes del equipo. Sainz no disimula su frustración y envía un mensaje claro a la escudería: no se puede relajar ni un segundo. Su rendimiento este año, con solo un podio en Singapur, contrasta con las expectativas generadas cuando firmó. El madrileño deja claro que Williams debe evolucionar de forma urgente si quiere competir en la zona media de la parrilla.


Un balance agridulce para Sainz en su año con Williams

La temporada de Carlos Sainz con Williams termina con un balance de 12 puntos en el campeonato de pilotos. El podio en Singapur fue el momento culminante, una demostración de su talento en condiciones complejas. Sin embargo, la irregularidad del monoplaza FW47 le impidió luchar por puntos de forma habitual. Sainz logra clasificaciones meritorias que luego no puede transformar en resultados sólidos el domingo. El piloto valora el esfuerzo del equipo pero subraya que el progreso técnico para 2026 no admite demora. Su futuro inmediato aún no se define, aunque su mercado se mueve con opciones limitadas.

La advertencia de Sainz resuena en la fábrica de Grove

Las declaraciones de Sainz en Abu Dabi suenan como una llamada de atención para la estructura de Williams. El español afirma que no puedes relajarte ni un segundo en este deporte y que el equipo debe entender esa dinámica para mejorar. Sus palabras apuntan a una necesidad de acelerar el desarrollo y ser más ambiciosos. Williams termina séptimo en el campeonato de constructores, una posición que no satisface sus aspiraciones históricas. La presión ahora recae en los ingenieros para diseñar un coche más competitivo que aproveche el nuevo reglamento de 2026 y atraiga a un piloto de nivel.

Mientras algunos equipos celebran, en Williams reparten café extra fuerte para la reunión de lunes por la mañana. La lista de tareas para el invierno acaba de crecer con un apartado nuevo: evitar que el piloto de turno dé discursos motivacionales en lugar de ruedas de prensa. El mensaje está sobre la mesa, ahora toca construir un coche que hable por sí mismo en la pista.