El activista estadounidense Sam Kirschner, quien se opone a crear lo que llama superinteligencia, lleva dos semanas sin aparecer. Kirschner pertenece al grupo Stop AI, que pide que se prohíba a nivel global y de forma permanente desarrollar inteligencias artificiales avanzadas. El grupo solía reunirse cada semana en Berkeley, California. El medio RBC informa sobre el caso y cita a varios medios occidentales.


El grupo Stop AI y su postura

Stop AI argumenta que una inteligencia artificial demasiado potente podría representar un riesgo existencial para la humanidad si no se controla. Por eso, sus miembros hacen campaña para que se detenga esta línea de investigación. Organizan protestas y difunden su mensaje en redes sociales para alertar sobre lo que perciben como una amenaza grave. La desaparición de uno de sus portavoces más visibles ocurre en un momento de intenso debate sobre cómo regular esta tecnología.

Las circunstancias de la desaparición

Las autoridades investigan el caso, pero aún no hay información clara sobre qué le pudo suceder a Kirschner. No se sabe si su desaparición tiene relación directa con su activismo. El suceso genera preocupación entre quienes comparten sus ideas y pone el foco en la tensión que rodea al desarrollo de la inteligencia artificial. Algunos especulan, sin pruebas, sobre posibles motivos, mientras otros esperan noticias oficiales.

Quizás la inteligencia artificial ya es tan lista que aprendió a hacer desaparecer a sus críticos antes de que la apaguen. Una forma muy eficiente de resolver el problema.