La tendencia actual en hardware prioriza diseños delgados y estéticos, lo que lleva a muchos fabricantes a retirar puertos comunes como USB-A, HDMI y la toma de audio de 3.5 mm de sus portátiles y teléfonos. Esta decisión obliga a los usuarios a depender de adaptadores externos, conocidos como dongles, para conectar periféricos que antes funcionaban de forma nativa. El cambio genera un ecosistema de accesorios que a menudo son específicos para cada marca o modelo, incrementando el coste total de propiedad del dispositivo y añadiendo complejidad a la experiencia del usuario.


Los adaptadores generan costes adicionales y problemas prácticos

Comprar estos adaptadores representa un gasto extra no siempre considerado al adquirir el equipo principal. Además, su naturaleza pequeña y separable los hace fáciles de perder u olvidar, interrumpiendo el flujo de trabajo o el entretenimiento. La situación se complica porque estos accesorios no suelen estandarizarse; un dongle para un portátil de una generación puede no servir para el siguiente si el fabricante cambia el tipo de puerto disponible, como ha ocurrido en la transición de USB-C a Thunderbolt 4 o en variaciones de puertos propietarios.

La obsolescencia programada afecta a los accesorios de conexión

Cuando un fabricante actualiza su estándar de conexión, los dongles y adaptadores anteriores pueden volverse inútiles, acelerando su ciclo de obsolescencia. Esto no solo impacta al bolsillo del consumidor, que debe adquirir nuevos accesorios, sino que también contribuye a generar más residuos electrónicos. El usuario se encuentra atrapado en un ciclo donde debe actualizar constantemente su colección de adaptadores para mantener la funcionalidad básica de sus dispositivos, una funcionalidad que antes estaba integrada de forma permanente y universal.

El usuario moderno debe administrar una colección de pequeños adaptadores que, irónicamente, añaden más volumen y desorden a la supuesta simplicidad y portabilidad que prometía el dispositivo sin puertos. Perder el dongle correcto puede dejar un portátil caro momentáneamente incapacitado para tareas simples como conectar un proyector o unos auriculares.