El layout shift, o desplazamiento inesperado del contenido, es un fenómeno que ocurre mientras el usuario interactúa con una página web o una aplicación. Elementos como imágenes, anuncios o iframes que se cargan de forma asíncrona, o fuentes que se renderizan con un tamaño diferente, pueden provocar que el resto de los componentes de la interfaz se muevan de repente. Esta alteración repentina genera una experiencia de usuario frustrante, ya que puede llevar a hacer clic en un enlace o botón incorrecto justo en el momento en que la página decide reorganizarse.


El impacto negativo en la experiencia de usuario

Este problema va más allá de una simple molestia visual. Un layout shift severo daña directamente la usabilidad y la percepción de profesionalidad de un sitio. El usuario, que confía en la estabilidad de la interfaz, ve cómo su objetivo de interacción, como un botón de comprar o un enlace de menú, se desplaza bajo el cursor o el dedo en el último instante. El resultado suele ser un error de clic, la apertura de algo no deseado o, simplemente, la necesidad de buscar de nuevo el elemento. Esta frustración repetida es una de las principales causas de abandono de una página y afecta negativamente a métricas clave como el tiempo en página y la tasa de conversión.

Cómo prevenir y medir los desplazamientos

La solución pasa por un diseño y desarrollo conscientes de este problema. Es fundamental reservar el espacio necesario para los elementos que se cargarán dinámicamente, utilizando atributos como width y height en las imágenes o estableciendo contenedores con dimensiones fijas o proporciones de aspecto. Para las fuentes web, se pueden utilizar técnicas como font-display: optional o pre-cargarlas para evitar el reflujo. Herramientas como Lighthouse de Google Chrome incluyen la métrica Cumulative Layout Shift (CLS), que cuantifica la inestabilidad visual de una página. Un buen desarrollo busca siempre un CLS lo más cercano a cero posible, garantizando una experiencia fluida y predecible.

Es irónico que, en nuestra búsqueda por crear interfaces más dinámicas y ricas, a veces terminemos diseñando trampas caza-cursor que convierten una simple navegación en un juego de habilidad donde el usuario siempre pierde.