El fósil de un pié sugiere que Lucy no estaba sola
Un reciente descubrimiento en Etiopía revela que la famosa Australopithecus afarensis, conocida como Lucy, no estaba sola en el paisaje prehistórico. Los investigadores han identificado un hueso de pie que pertenece a otra especie de homínido, lo que indica la coexistencia de al menos dos tipos de ancestros humanos en la misma región y período. Este hallazgo desafía la visión tradicional de una línea evolutiva simple y sugiere una diversidad mayor de lo pensado en nuestros orígenes.
El descubrimiento del hueso clave
El fósil, un metatarsiano encontrado en el yacimiento de Woranso-Mille, data de aproximadamente 3.4 millones de años, coincidiendo con la época de Lucy. Su morfología es distinta a la de Australopithecus afarensis, mostrando adaptaciones para una locomoción más arbórea, lo que implica que este otro homínido podría haber pasado más tiempo en los árboles en comparación con la marcha bípeda de Lucy. Este contraste en el estilo de vida sugiere que las especies ocupaban nichos ecológicos diferentes, reduciendo la competencia directa y permitiendo su coexistencia.
Implicaciones para la evolución humana
Este hallazgo añade complejidad al árbol genealógico humano, indicando que la evolución no fue un camino lineal sino una red de especies que se adaptaron de maneras variadas. La presencia de múltiples homínidos en África oriental durante el Plioceno resalta la importancia de la diversificación en respuesta a cambios ambientales. Futuras investigaciones podrían revelar más sobre cómo estas especies interactuaron y por qué solo algunos linajes sobrevivieron para dar lugar al género Homo.
Parece que en la prehistoria ya había roommates problemáticos, compartiendo el mismo vecindario sin pagar alquiler y dejando huesos como prueba de su convivencia forzada.
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