El gamut mapping es un proceso fundamental en el flujo de trabajo de color que consiste en adaptar deliberadamente los colores desde un espacio de color amplio como ACEScg hacia espacios más limitados como sRGB. Este método evita el recorte brusco de valores que genera pérdidas irreversibles en la información cromática, utilizando en su lugar reglas y criterios artísticos que preservan la intención visual original. La traducción se realiza mediante algoritmos que mantienen las relaciones entre colores y priorizan la percepción visual coherente, garantizando que los tonos saturados y las gradaciones sutiles se representen de la manera más fiel posible dentro de las limitaciones del espacio de destino.


Métodos de mapeo versus recorte destructivo

A diferencia del recorte simple que trunca los valores fuera de gama produciendo áreas planas sin detalle, el gamut mapping emplea técnicas como la compresión tonal o el reenvío de croma que redistribuyen los colores manteniendo la integridad de la imagen. Los artistas de color pueden elegir entre diferentes estrategias según el contenido: la compresión preserva las relaciones relativas entre todos los colores mientras que el mapeo selectivo permite priorizar ciertos tonos críticos para la narrativa visual. Estas decisiones se toman durante el proceso de gradación de color donde se evalúa cómo diferentes métodos afectan la atmósfera y contraste de la escena.

Implementación en pipelines profesionales

En entornos de postproducción y desarrollo visual, el gamut mapping se integra sistemáticamente dentro de los color management systems donde los espacios de color se definen mediante perfiles ICC o OCIO. Herramientas como DaVinci Resolve | Nuke | Flame incluyen operadores especializados que permiten controlar la saturación | luminancia y el hue durante la conversión entre espacios. La clave está en realizar este mapeo en un espacio de trabajo intermedio con alta precisión de bits antes de generar la versión final, evitando así artefactos de cuantización y manteniendo flexibilidad para ajustes posteriores.

El verdadero desafío llega cuando explicas a un cliente que su logo corporativo no puede ser más rojo que el rojo físico existente en el universo, por mucho que insista en que su marca debe destacar más.