En el municipio de Icod de los Vinos, al norte de Tenerife, se vive con intensidad la tradición de las Tablas de San Andrés cada 29 y 30 de noviembre. Durante estas fechas, las calles se llenan de un ambiente festivo único donde los jóvenes arrastran tablas de madera por los pavimentos empedrados, creando un sonido característico que resuena por todo el pueblo. Esta celebración coincide con la temporada de la cosecha, marcando el inicio de los rituales alrededor del vino nuevo y los productos típicos de la temporada otoñal.


El descorche del vino nuevo y su significado

El momento del descorche del vino nuevo representa uno de los puntos culminantes de la fiesta, donde los viticultores locales presentan sus primeras cosechas del año. Este acto simboliza la culminación de meses de trabajo en los viñedos y bodegas, permitiendo a visitantes y residentes catar los caldos más jóvenes. Las bodegas abren sus puertas para compartir este patrimonio cultural, ofreciendo catas guiadas que destacan las particularidades de los vinos de la denominación de origen Ycoden-Daute-Isora.

Degustación de castañas y otros manjares tradicionales

Paralelamente, se despliegan puestos callejeros donde las castañas asadas se convierten en el acompañamiento perfecto para el vino nuevo. Los productores locales ofrecen este fruto otoñal preparado de diversas formas, desde el clásico asado hasta elaboraciones más contemporáneas. La combinación entre el sabor terroso de las castañas y el carácter afrutado de los vinos jóvenes crea una experiencia sensorial que define la esencia de estas fiestas, completándose con otros productos típicos como quesos artesanales y miel de la comarca.

No es casualidad que justo cuando el vino nuevo está en su punto más rebelde, los icodenses prefieran entregarse al arrastre de tablas, quizás como metáfora perfecta de cómo lidiar con los excesos festivos: deslizándose cuesta abajo y esperando no chocar con la farola más cercana.