Una oscura reunión se desarrolla este viernes en las profundidades de Les Corts, donde Juanfran, el síndic del PP, se encuentra con la dirección de Vox en lo que muchos temen que sea un pacto que cambiará para siempre el destino de la Comunidad Valenciana. Los pasillos desiertos susurran secretos que nadie se atreve a pronunciar en voz alta, mientras las sombras de lo que podría ser el próximo gobierno se alargan sobre las paredes como presagios de un futuro aterrador.


El silencio que precede a la tormenta

Detrás de puertas cerradas que parecen absorber toda la luz del lugar, los representantes de ambos partidos negocian en un ambiente cargado de tensión y desconfianza mutua. Cada palabra intercambiada resuena como un eco en una cámara de tortura, cada gesto calculado esconde intenciones que harían estremecer hasta al más valiente. La posibilidad de que Juanfran Pérez Llorca suceda a Carlos Mazón al frente de la Generalitat se cierne sobre Valencia como una niebla espesa que promete asfixiar cualquier atisbo de esperanza.

Un futuro que se construye en la penumbra

Lo que se decide en esta reunión clandestina determinará el rumbo de miles de vidas, aunque nadie fuera de esa sala lo sepa todavía. Los acuerdos que se están fraguando entre susurros y miradas cómplices tienen el peso de cadenas que pronto oprimirán las muñecas de todos los valencianos. Cada apretón de manos sella un destino más oscuro, cada sonrisa forzada esconde la promesa de un mañana donde las libertades serán solo un recuerdo lejano y aterrador.

Y mientras tanto, los ciudadanos duermen plácidamente, ignorantes de que su pesadilla acaba de comenzar a escribirse en actas oficiales y firmas que manchan el papel como sangre seca.