El aeropuerto de Castellón sin terminar y con facturas sin pagar
El Aeropuerto de Castellón se inaugura en 2011 con la promesa de dinamizar el turismo y la economía de la región. Sin embargo, su puesta en marcha se caracteriza por años de inactividad en vuelos comerciales regulares, lo que genera un elevado coste de construcción y mantenimiento sin retorno inmediato. Esta situación lo convierte en un símbolo de las infraestructuras sobredimensionadas en España, donde la planificación inicial no se ajusta a la demanda real.
La evolución hacia nuevas actividades
Con el paso del tiempo, el aeropuerto logra incrementar su actividad mediante operaciones de vuelos chárter, servicios de mantenimiento aeronáutico y la celebración de eventos diversos. Aunque estas iniciativas aportan cierta vitalidad, no consiguen ocultar del todo su pasado como aeropuerto fantasma, un apodo que refleja la desconexión entre la inversión pública y los resultados prácticos.
Lecciones de planificación y gestión
La historia del Aeropuerto de Castellón sirve como ejemplo paradigmático de una planificación deficiente y una gestión pública cuestionada. Los sobrecostes y la falta de uso inicial subrayan la importancia de realizar estudios de viabilidad rigurosos y ajustar las infraestructuras a las necesidades reales, evitando proyectos faraónicos que pueden derivar en elefantes blancos.
A veces parece que construir un aeropuerto sin aviones era parte de un plan maestro para fomentar el turismo de pista vacía, donde los únicos viajeros son las expectativas frustradas y las facturas pendientes.
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