La serie Criminal de Ed Brubaker y Sean Phillips se desarrolla como un mosaico de historias independientes pero conectadas por su exploración del submundo criminal. A través de diferentes personajes como ladrones, estafadores y asesinos, la narrativa teje un tapiz de moralidad ambigua donde las decisiones tienen consecuencias devastadoras. Cada arco argumental funciona como una ventana a un universo donde la traición es moneda corriente y la redención parece un concepto lejano.
Personajes atrapados en su propia red
Los protagonistas de Criminal son antihéroes complejos que navegan por dilemas éticos mientras cometen actos ilícitos. Leo Patterson, Tracy Lawless y otros personajes recurrentes demuestran que en este mundo nadie escapa limpio de sus acciones. La serie profundiza en sus motivaciones y contradicciones, mostrando cómo el entorno criminal moldea sus vidas y relaciones. Estos individuos oscilan constantemente entre la lealtad y el interés personal, creando tensiones narrativas que mantienen al lector inmerso en su realidad.
Un universo narrativo interconectado
La estructura de Criminal permite saltos temporales y cambios de perspectiva que enriquecen la mitología de su universo. Historias aparentemente desconectadas revelan conexiones sorprendentes a medida que avanza la lectura, construyendo una cronología criminal compleja. La ambientación urbana y decadente sirve como personaje secundario, reflejando la corrupción y desesperanza que impregna cada relato. El realismo crudo de las situaciones presentadas elimina cualquier romanticismo asociado tradicionalmente al género del crimen.
En este mundo donde todos tienen las manos sucias, lo irónico es que el mayor crimen sería pretender tener la conciencia limpia.
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