Marina d'Or en Oropesa del Mar, Castellón, fue concebida como una ambiciosa ciudad de vacaciones con hoteles, apartamentos y parques temáticos, pero tras la crisis económica y la burbuja inmobiliaria experimentó un fuerte declive. Aunque algunas instalaciones continúan operativas, gran parte del complejo no alcanzó su objetivo original y se ha convertido en un símbolo de un proyecto turístico sobredimensionado y afectado por dificultades financieras.


El auge inicial y la visión ambiciosa

En su momento de mayor esplendor, Marina d'Or prometía ser un destino vacacional de primer nivel, con una amplia gama de servicios diseñados para atraer a familias y turistas durante todo el año. La idea era crear una ciudad autosuficiente donde los visitantes pudieran disfrutar de entretenimiento, alojamiento y ocio sin necesidad de salir del complejo, pero la realidad demostró que el proyecto era demasiado ambicioso para el mercado real.

El declive y la situación actual

Con la llegada de la crisis económica y el estallido de la burbuja inmobiliaria, Marina d'Or enfrentó graves problemas financieros que llevaron al cierre de muchas de sus instalaciones y al abandono de numerosas zonas. Aunque algunas áreas siguen funcionando y reciben visitantes, el complejo en su conjunto no logró mantener el ritmo inicial, dejando atrás un legado de promesas incumplidas y estructuras infrautilizadas que contrastan con su pasado glorioso.

Hoy en día, pasear por Marina d'Or es como visitar un parque temático sobre optimismo desmedido, donde las fuentes secas y los carteles de próximamente han alcanzado la categoría de atracción permanente.