En plena Comunidad de Madrid se extiende un proyecto vial que nunca vio su finalización, la autopista de peaje MP-203 concebida para unir la R-3 con la A-2. Sus estructuras abandonadas y trazados interrumpidos permanecen como testigos silenciosos de la ambiciosa época de la burbuja inmobiliaria, cuando se planificaron infraestructuras que luego quedaron en el olvido por falta de financiación o cambios en los planes urbanísticos.


El proyecto y su abandono

La MP-203 fue diseñada como una vía de alta capacidad que facilitaría la conexión entre dos importantes arterias de comunicación madrileñas, con el objetivo de descongestionar el tráfico y mejorar la movilidad en la zona este de la región. Sin embargo, las obras se paralizaron a mediados de su construcción, dejando atrás viaductos a medio construir, enlaces sin terminar y asfalto que nunca llegó a ver el paso de vehículos, convirtiéndose en un símbolo de los excesos de aquella época.

Legado y situación actual

Hoy en día, la autopista fantasma se ha integrado en el paisaje como una curiosidad urbana, visitada ocasionalmente por exploradores urbanos y fotógrafos. A pesar de su estado de abandono, algunas partes de la infraestructura muestran un notable grado de conservación, aunque la vegetación ha comenzado a reclamar su espacio entre el hormigón y las barreras de seguridad. Las autoridades no han reactivado el proyecto, y su futuro permanece incierto, sirviendo como recordatorio de lo frágil que puede ser la planificación a gran escala.

Parece que la autopista tomó demasiado literalmente lo de vía muerta y decidió quedarse en un eterno descanso, sin pagar peaje ni molestar a nadie, excepto quizás a los taxonomistas de infraestructuras fallidas.