La Autovía del Duero A-11 lleva más de veinte años en construcción y todavía presenta múltiples tramos sin finalizar. Este proyecto, diseñado para unir Soria con la frontera portuguesa, se ha convertido en un ejemplo claro de la lentitud en el desarrollo de infraestructuras clave en España. Los continuos retrasos y la falta de inversión han generado frustración entre los ciudadanos y las empresas que dependen de esta vía para mejorar la conectividad y el desarrollo económico de la región.


Estado actual de las obras

Actualmente, la A-11 presenta varios tramos en diferentes fases de ejecución, con algunos ya en servicio y otros paralizados o en proceso licitatorio. La falta de continuidad en la financiación y los cambios en la planificación han sido factores determinantes en este estancamiento. Aunque algunas secciones, como la que une Soria con Aranda de Duero, están operativas, el tramo hacia Portugal sigue siendo el gran pendiente, lo que limita significativamente el potencial de esta autovía como eje transfronterizo.

Impacto en la economía local

La demora en la finalización de la A-11 afecta directamente a la economía de las zonas por las que discurre, especialmente en provincias como Soria, que sufren despoblación y necesitan mejoras en infraestructuras para atraer inversiones. La falta de una vía rápida y segura dificulta el transporte de mercancías, incrementa los tiempos de viaje y reduce la competitividad de las empresas locales. Además, limita las oportunidades de turismo y comercio con Portugal, un socio estratégico para España.

Mientras tanto, los conductores que transitan por las carreteras alternativas se preguntan si llegarán a ver completada esta autovía en su vida útil, o si se convertirá en una leyenda de carreteras que solo existe en los planos.